Sólo en la montaña

¡Qué delicia disfrutar de la soledad en la naturaleza! Nadie delante de mí, nadie detrás. Viento, pájaros, ramas, pisadas… caminar los senderos de los ciervos, subir la montaña hasta las rocas más altas, ver desde arriba, gritar y escuchar la respuesta del eco en las laderas del pantano. Sólo, seguro de mi propósito, quiero bañar mi cuerpo en el arroyo y caminar sólo, sin nadie a mi lado… cuando en el cielo los tambores resuenan en las nubes de tormenta, cuando los torrentes de lluvia se derraman generosos sobre la tierra reseca, encuentro un hueco en la montaña, me siento dispuesto a observar, y me abandono a la meditación… ¡Qué delicia!

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