No hay maestro, no hay instructor, no hay nadie que pueda deciros lo que debéis hacer.
Si yo no sé que eres un pez, y te digo: ¡Vuela!, te estoy diciendo una tontería. Si eres un pájaro, y te digo: ¡Nada!, no hago sino perder tu tiempo y el mío. Tú mejor que nadie sabes bien lo que eres. Conoces tu territorio, sabes dónde y cómo alimentarte, comunicarte, cobijarte; conoces perfectamente los senderos que has recorrido, de dónde parten, a dónde te conducen. Y los senderos que aún no has caminado, los inexplorados, por la razón que sea, tú sabrás.
No hay nadie que pueda guiarte en esos cruces de camino, porque sólamente tú los conoces. Si acaso, ayudarte a iluminarlos, ayudarte a concentrarte para que al mirar mantengas todos tus sentidos en máxima atención.