El resentimiento es la emoción que acompaña a la queja y al etiquetado mental de la gente, y que añade aún más energía al ego.
Quejarse
Quejarse es una de las estrategias favoritas del ego para reforzarse. Toda queja es una interpretación que la mente inventa y que tú te crees por completo. Da igual que te quejes en voz alta o que solo lo pienses. Algunos egos que tal vez no tengan mucho más con lo que identificarse sobreviven fácilmente solo a base de quejas.
Cuando estás en las garras de un ego así es habitual quejarse, sobre todo de otra gente, lo que significa que no sabes lo que estás haciendo. Una parte de esta pauta suele ser aplicar etiquetas mentales negativas a la gente, ya sea a la cara o – más frecuentemente – cuando hablas de ellos con otros, o incluso cuando piensas en ellos.
El insulto es la forma más tosca de este etiquetado. En el siguiente nivel, bajando por la escala de la inconsciencia, están los gritos y chillidos, y no mucho más abajo la violencia física.
Resentimiento
El resentimiento significa sentirse amargado, indignado, agraviado u ofendido. Te resientes de la codicia de los otros, de su deshonestidad, de su falta de integridad, de lo que están haciendo, de lo que hicieron en el pasado, de lo que dijeron, de lo que dejaron de hacer, de lo que deberían o no deberían haber hecho. Eso le encanta al ego. En lugar de disculpar la inconsciencia de los demás, la conviertes en su identidad.
No reaccionar al ego de los otros es una de las maneras más eficaces de superar el propio ego, y también de disolver el ego colectivo humano.
Eckhart Tolle. Un nuevo mundo ahora
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