Este fin de semana hemos abierto por primera vez las puertas de La Casa de la Corte para ofrecer a un grupo de personas la oportunidad de compartir un fin de semana disfrutando del senderismo y la meditación en la Sierra de Aracena. Son muchas las sensaciones y las emociones que esta mañana de lunes resuenan en nuestro interior. Son muchos los aprendizajes.
Compartir es bello, compartiendo nos sentimos bien. Hemos disfrutado con vuestra compañía. La mirada de cada una de vosotras, de cada uno de vosotros, es una llama que sigue iluminando nuestro corazón en esta mañana de lunes. Por eso os decimos: gracias por vuestras miradas, por vuestras sonrisas, por vuestro entendimiento, por vuestro sentir, por vuestro fluir, por vuestra alegría, por todo eso que habéis compartido este fin de semana, que tan felices nos ha hecho.
Caminar por la naturaleza es bello, caminando nos sentimos bien. Hemos disfrutado caminando; caminando y escuchando los trinos de los pájaros y el caer de la lluvia, nuestras pisadas, el silencio, la pisada que camina a mi lado, la palabra amiga; caminando y llenándonos de aroma de jara, eucalipto, pino, romero, tomillo, orégano, lavanda… ¡qué regalo!, y el olor de la tierra mojada que se eleva agradecido hasta el cielo por ese agua que la bendice con las primeras lluvias del otoño; caminando y llenándonos de color y de formas, rojo herrumbre en el tronco descorchado del alcornoque, amarillo dorado en la hoja de los chopos, rojo vivo en los frutos del espino blanco, negro reluciente en el tritón, blanco en el agua que desciende sin miedo la cascada, verde musgo, pino, hierba… plata líquen, azul cielo entre rendijas de nubes de algodón; caminando y acariciando las hojas pringosas de la jara, quebrando las hojas de eucalipto, la piedra dura, la mano amiga en el paso del arroyo, en el terraplén de la cascada.
Respirar es bello, respirando nos sentimos bien. Hemos disfrutado respirando; respirar y sentir aire recorriendo nuestro cuerpo por dentro, lenta y profundamente, una vez, otra vez, hasta llenar cada músculo, cada órgano, cada hueso, cada poro, cada cabello; respirando y sintiendo que somos mucho más que un cuerpo que respira, energía que alcanza mucho más allá de la frontera caprichosa que dibuja nuestra piel, que se entremezcla con otras energías, con otras vibraciones, y ya no sabemos si somos piel o somos viento, o somos fuego, o somos agua, si nuestra piel verdaderamente termina en nuestro cuerpo o se adentra en la profundidad de la tierra y se enraiza, y se entremezcla con otras raices, con otros cuerpos, con otras pieles también enraizadas; respirar escuchando la plegaria del chamán en la montaña, y ya somos chamán y montaña, canción y silencio, fuego y de nuevo canción, y nos llenamos completamente de aire…
Este fin de semana hemos abierto por primera vez mucho más que las puertas de La Casa de la Corte. Entre todos hemos abierto una puerta para todas las personas que sienten en su corazón que necesitan coger fuerza, conexión, recargarse de lo mejor de sí mismas, expandir su mirada, renovar su energía. Sentimos que hemos abierto la puerta que conduce, que nos conduce, que os conduce, hacia un mundo nuevo.
A los que habéis vivido esto este fin de semana, gracias, buen viaje, y hasta pronto!
Y a tí, que estás leyendo estas líneas, ven pronto, te esperamos con mucha ilusión!
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