Preferimos aferrarnos a lo conocido antes que afrontar lo desconocido; lo conocido es nuestra casa, nuestros muebles, nuestra familia, nuestro trabajo, así como nuestro carácter, nuestro saber, nuestra celebridad, nuestra soledad, nuestros dioses. En suma, lo conocido es esa pequeña entidad que gira incesantemente alrededor de sí misma, en los límites de su existencia.
¡Navega por mares desconocidos, descubre tierras sin nombrar, trepa al fin por árboles centenarios cargados con frutos deliciosos, estrecha las manos de gentes que pronuncian sonidos imposibles jamás antes escuchados! ¡Mira y mírate con ojos nuevos, ilumina rincones de tu alma cuya existencia ignorabas!
Atrévete a crecer, pruébate más allá de los límites de lo que crees posible, sueña a lo grande y permanece atento a las señales del camino. Déjate sorprender cuando el río de la Vida salga a tu encuentro, y confía. Confía en tu fuerza interior, y confía en la Fuerza del viento que llena y empuja las velas de tu barco.