Sanar el Chakra Svadisthana: del camino omega al camino alfa

Sanar el Chakra Svadisthana: del camino omega al camino alfa

Camino omega

Frente al camino alfa, el camino omega de Svadisthana nos habla de personas demasiado atadas a lo sensual y lúdico de la vida sin medida o de seres cerrados al sentir.

Cuando está cerrado: el mártir

El segundo chakra cerrado o excesivamente lento es un indicativo de un trastorno en los sentimientos o/y en la sexualidad. Caracteriza a las personas incapaces de disfrutar de la vida. La frialdad en los sentimientos, la falta de emotividad y creatividad revelan un chakra cerrado.
La amargura, la rabia, la ira y la furia, así como la permanente culpa, son también indicativos de un segundo chakra bloqueado. Personas que se cierran a la sexualidad, de la misma forma que se cierran a las relaciones interpersonales, tienen su segundo chakra cerrado.

Igualmente los que viven la sexualidad separada del amor o de toda suerte de sentimientos o compromiso. También puede cerrarse este chakra en un momento muy concreto de la vida. La muerte de un ser querido, una separación, una enfermedad o una tragedia repentina pueden dejar a una persona sin ganas de vivir, apática y triste.

El arquetipo que mejor representa el chakra sacral cerrado es el mártir. Aunque asumen cierta responsabilidad de su vida (frente a la víctima), la viven con sufrimiento y sacrificio, por tanto su energía se estanca, ya que es incapaz de disfrutar.

El mártir permanece enmarañado en situaciones que acaban con su bienestar porque le roban la energía. La clarisensibilidad le convierte en una de esas ya mencionadas personas-esponja: está al servicio del bienestar ajeno, renunciando al propio. Necesita sacrificarse para así no sentirse culpable; se siente merecedor del castigo que le han impuesto.

Complicidad

«Nuestra cultura (y sobre todo algunas religiones como la cristiana) valora el sacrificio y algunas veces alienta a la gente a renunciar a sus sueños por causa de otros. […] Muchas personas se hacen cómplices del mártir para que sobrelleve el sufrimiento en lugar de aceptar los riesgos que transformarán su vida. Los familiares y amigos alientan inconscientemente al mártir a continuar su tarea de cuidar a los demás con objeto de quedar ellos libres de la responsabilidad de hacerlo por sí mismos».

En realidad, que una persona adopte este rol en un sistema del tipo que sea (una familia, una empresa, un grupo de amigos…) es energéticamente muy cómodo para el resto. Es como el chivo expiatorio, un miembro de un grupo designado para cargar con la sombra de todos ellos.

Pero no hay que olvidar que cualquier enfermedad o mal lleva implícita una ganancia. El mártir renuncia a su poder, a su fuerza vital, para sacrificarse por los demás, pero su ganancia es el control de cualquier situación. Él crea deudas con los demás, puesto que espera que tal sacrificio sea recompensado; además, se convierte en imprescindible, reforzando así la deuda.

Patología del mártir

La patología del mártir es que no se siente merecedor de amor, por lo que se sacrifica como pago para obtener ese amor. Por otro lado, teme el cambio, el riesgo, de modo que perpetúa su sufrimiento dándole un sentido de solidaridad. A través de tal sacrificio compra el amor de los demás y se convierte en alguien especial e indispensable. Así lo hacen algunas madres cuando, después de un día agotador, le preparan la cena a su retoño diciendo: «estoy agotada, hijo, pero ya te hago yo la tortilla —y suspirando—: ¡Hasta que me caiga muerta!».

El arquetipo de mártir puede quedarse atrás cuando dejamos de ver la vida como sufrimiento y luchamos por convertirla en felicidad y placer. Para ello hay que estar dispuesto a quererse y a decir no, a pesar de las críticas y del rechazo de los demás. Asimismo ha de aceptar el cambio y la experimentación. Otro aspecto que debe superar el mártir es el resentimiento contra el mundo, y esto se consigue responsabilizándose de las decisiones propias y, por supuesto, a través del perdón.

Cuando está demasiado abierto: el déspota

Un segundo chakra que gira a una velocidad excesiva se traduce en personas atadas al mundo de lo sensorial, al dinero, al placer, a la belleza, y que viven desconectadas del espíritu. Lo tienen en desarmonía porque no sienten su Ser y tampoco pueden ver al otro. La adicción al sexo y los celos nos hablan de un segundo chakra demasiado abierto. En este caso estarían personas adictas a la seducción desde lo puramente sexual: el sadomasoquismo, incluyendo al que se somete (masoquista), cuando está el chakra cerrado, y al sometedor (sádico), cuando está demasiado abierto. Del mismo modo, todo desbordamiento emocional está vinculado también con Svadisthana excesivamente abierto. Éste es el caso de todas las adicciones (drogas, comida, sexo, compras…), las cuales tienen su origen en la necesidad compulsiva de obtener más y más placer, siempre por ausencia de amor y de una autoestima bien colocada.

Pero también está relacionado con una apertura desmedida de Svadisthana el comportamiento de las personas-esponja. Desde el segundo chakra, desde donde nos relacionamos con el otro, éstas absorben las energías de su entorno, aunque no sean conscientes; absorben los problemas de los demás, convirtiéndose invariablemente en el pañuelo de lágrimas de sus amigos, jefes, parejas, padres, hijos… Es como si su segundo chakra fuera un aspirador que succionara la energía pesada de cuantos le rodean, liberando a los demás. Lo malo es que ellos son incapaces de metabolizarla y muchas veces les acaba enfermando. Estómago y bajo vientre que se hinchan, necesidad de huida, fatiga casi crónica son los síntomas de una persona-esponja.

Camino alfa: el emperador

El chakra sacral Svadisthana.es el centro de las emociones, de las relaciones con los otros. Por tanto, cuando el chakra está abierto y en armonía, es decir, gira equilibradamente respecto a los demás vórtices, la persona se muestra confiada, expresiva y creativa. Puede resolver rupturas y conflictos, porque aunque en ocasiones las emociones puedan embarrarla, sabe gestionarlas mitigándolas con la comprensión, compasión y sabiduría; de esta manera, entre el chakra sacral y el corazón se abre un flujo de energía.

El chakra sacral coge su camino alfa cuando la persona se conoce y desde su conciencia intrapersonal puede relacionarse con los demás satisfactoriamente. Los otros dejan de ser héroes y demonios y los ve tal y como son. Entonces puede relacionarse desde su Divina Presencia hacia la Divina Presencia de la otra persona. Esto implica el conocimiento de que en esa personalidad, al igual que sucede con la suya propia, hay una parte luminosa y otra sombría, y toda una corte de personajes internos que a veces se apoderan del gobierno de su persona y le hacen tropezar en la gestión de su vida.

Además, la creatividad llena su existencia. Siente su Ser y desde este sentimiento es capaz de vivir y de disfrutar de la vida y de todo lo que es y hace. Saborea el mundo de la misma manera que saborea una comida. Y lo más importante: es capaz de dar las gracias por todo cuanto acontezca en su vida, sin pensar si es bueno o malo, porque todo cuanto le suceda le acerca a su plan divino.

Conectar con el Ser que somos

El arquetipo que mejor representa el camino alfa de Svadisthana es el emperador. Desde él se deja atrás toda actitud que limite o desapruebe la tranquilidad, la paz, el placer y el bienestar. Esto ocurre cuando nos sentimos merecedores de la parte de luz de las experiencias. Sólo se da cuando conectamos con el Ser que somos, puesto que Dios es abundancia, felicidad, vida. Conectar con este patrón implica reconocerse como Dios. Desde este arquetipo nos escuchamos y somos capaces de cuidarnos, porque nos amamos. Los placeres dejan de ser sustitutos del amor y pasan a ser expresiones de la propia creatividad y del gozo vital.

El emperador es el arquetipo del triunfo, porque sabe disfrutar de la vida, se siente cómodo en la prosperidad y la abundancia y es receptivo emocionalmente, creativo y amante de la diversión y el placer. Su ánima (emociones) y ánimus (fuerza, acción) están en armonía, lo que se traduce en que es capaz de amar y de relacionarse con el otro sin que le invada y sabiendo ser asertivo y poner límites.

Formas de sanar el chakra Svadisthana

El segundo chakra empieza a sanarse cuando nos atrevemos a disfrutar de la vida. Hacer planes lúdicos que nos reconecten al Ser y al sentir equilibran a Svadisthana. Es necesario asimismo escuchar lo que sentimos y necesitamos (ánima o parte femenina) y actuar en consecuencia (parte masculina o ánimus), sabiendo poner límites en las situaciones que nos presenta la vida.

Desarrollar la creatividad es otro factor importante para equilibrar este chakra: desde zambullirse en una obra de arte (escribir un libro, pintar un cuadro, esculpir, elaborar objetos de artesanía, fotografiar paisajes o personas…) a desarrollar cualquier actividad que exija hacer uso de nuestra creatividad. Cocinar, vestirnos, organizar una cena en casa, trabajar en el jardín o contarles un cuento a nuestros hijos son recursos sencillos para mantener la armonía de Svadisthana.

Biodanza, tantra, risoterapia, sonrisa interior…

Una terapia magnífica para la sanación del segundo chakra, amén de las mencionadas, sería la biodanza, que consiste en descubrir la danza interna de cada uno para llegar a la máxima potencialidad de nuestro Ser.

Las prácticas tántricas y taoístas que trabajan la energía sexual también son inmensamente saludables para este vórtice, así como la risoterapia, que abre al placer y a la risa, y la mencionada sonrisa interior (también taoísta).

Las gemas que armonizan el chakra Svadisthana son las de colores anaranjados, amarillentos y rojizos, como el citrino, que estimula la apertura necesaria para enfrentarse al estancamiento de las relaciones y estabiliza emocionalmente; el cuarzo rutilado, también un estabilizador emocional; la coralina, que activa la iniciativa, eliminando la apatía y la pasividad, y la adularia, que fomenta la objetividad en situaciones de barro emocional.

Como prácticas más cotidianas intentaremos crearnos premios, hacer periódicamente planes y actividades que nos den la vida y nos llenen de placer: quedar con amigos y seres queridos, acudir a un balneario a nadar y a recibir un masaje, comer lo que nos gusta, etc. La cromoterapia es también de gran ayuda: desde vestirnos de naranja (y de los colores asociados) hasta ingerir alimentos naranjas y crear altares con objetos de este color.

María José Álvarez Garrido

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