El aprendizaje de la consciencia

Descubrir tu naturaleza

Descubrir que tu naturaleza verdadera es la de un ser consciente podría ser increíblemente sencillo, exceptuando un detalle: Esta consciencia que eres tú, puede ser moldeada. Así como el agua toma la forma del envase que la contiene, la conciencia que eres tú está moldeada por tus pensamientos, sentimientos, deseos, aspiraciones, sueños, preocupaciones, sensaciones y experiencias. Está moldeada por todo lo que sucede.

A veces este fenómeno es tan fuerte que pareciera que la consciencia se ha tornado muy pequeña, y que tú también te has tornado muy pequeño. Esto no es un problema, ya que la consciencia en sí no puede ser maltratada y siempre puede expandirse otra vez.

Somos patitos

La consciencia no sólo es moldeada por la experiencia de forma pasajera, también puede ser “impronta”. Quizá hayas escuchado sobre la impronta de los patos en las primeras horas de sus vidas: los patitos seguirán a la primera persona u objeto en movimiento del cual sean conscientes, normalmente siguen a mamá pato. Sin embargo, pueden crear ese apego con cualquier cosa, incluyendo a un científico que los estudie; en tal caso, los patitos seguirán los pasos del científico por doquier.

No hay nada de malo en esto; seguir a su madre a donde vaya ayuda a los patitos a sobrevivir en un mundo salvaje. Es una capacidad innata de la consciencia. La impronta, o acondicionamiento, ocurre cada vez que una experiencia deja una marca profunda en la consciencia.

Sin embargo, para los humanos, este proceso es más complicado que para los patos. Tú puedes desarrollar impronta por muchas cosas distintas. Una de las más fuertes es la impronta de tu cuerpo. Estás tan condicionado a tu cuerpo, que la mayoría del tiempo, tu consciencia sigue tu cuerpo por doquier—como el patito que sigue a su madre.

Comprúebalo

Comprúebalo: Levántate y camina hacia otra habitación. ¿Permanece tu consciencia en el lugar que acabas de dejar, o sigue a tu cuerpo hacia la otra habitación? Todos somos como los patitos cuando se trata de nuestro cuerpo.

La impronta también es profunda con tu mente y tus pensamientos (de aquí en adelante, cuando mencionemos pensamientos, nos referimos a la gama completa de experiencias internas: pensamientos, creencias, sentimientos, deseos, esperanzas, fantasías, etc.). Así que cuando un pensamiento, un miedo, o una añoranza surgen, tu consciencia fluye hacia ellos.

Comprúebalo: Cuando dejas de pensar en una cosa, y comienzas a pensar en otra, ¿tu consciencia permanece en la idea original? ¿O sigue a tus pensamientos por doquier? ¿No es algo parecido al patito siguiendo a su madre a través del lago, hacia el valle y al arroyo?

Todos hemos desarrollado impronta hacia nuestro cuerpo físico y nuestra mente. Esto no es malo; al igual que con los patitos, tiene algunos beneficios para nuestra supervivencia, sin embargo, no siempre es el caso. Un patito seguirá a su madre en un cruce peligroso, asimismo tu consciencia seguirá a sus pensamientos a lugares peligrosos.

Consciencia, cuerpo, mente

Ya que casi siempre eres consciente de tu cuerpo y tu mente (porque la consciencia les sigue a todas partes), llegas a la conclusión errónea de que eres tu cuerpo y tu mente. No te das cuenta de que lo que en realidad eres, es la consciencia vacía y espaciosa en la cual aparecen el cuerpo y la mente. Ya que están ahí casi todo el tiempo, dices: Yo soy el cuerpo y la mente.

Este error es simple y fácil de comprender. Desafortunadamente, también es un error colosal y la fuente de todo su sufrimiento. Es como si tuviese una mosca sentada sobre tu nariz por tanto tiempo que llegaras a pensar que eres esa mosca. ¡Te pasarías todo el tiempo alimentándote de cosas podridas y tratando de reproducirte con otras moscas!

Imaginae lo confuso que te sentirías y comportarías si pensaras de esa forma.

Bueno, cometes un grave error cuando concluyes que tú eres el cuerpo y la mente. No hay nada malo con el cuerpo y la mente; sólo que no son lo que tú eres en realidad. Todos los problemas que tienes, son únicamente problemas para el cuerpo y la mente. La consciencia espaciosa no tiene problemas.

¿Problemas?

¿Cómo podría el espacio tener un problema? No puede ser herido o encogido de ninguna manera. Una bomba podría detonar en el espacio, y el espacio continuaría intacto.

Esta identidad errónea de ser el cuerpo y la mente, crea todos tus sufrimientos. Si el cuerpo o la mente tuviesen una experiencia que considerases un problema, pero te dieras cuenta de que no eres el cuerpo o la mente, ¿sufrirías por esos problemas? En este instante, ¿sufres mucho por los problemas de alguien que no conoces? Probablemente no, ya que no son tus problemas. ¿Y si ninguno de tus problemas fuesen realmente tus problemas? ¿Qué tal si no pudiese tener problemas la consciencia abierta que tú eres realmente?

Ejercicio

Considera por un momento algo que te sucede y te parece un problema. Sin cambiar de ningún modo tu experiencia ni lo que sabes y entiendes de él, examina si los pensamientos y circunstancias del problema tienen algún conflicto con el espacio en el cual se desarrollan. ¿Es el espacio que tiene un problema? ¿Podría tenerlo en realidad? Reconocer que eres espacio consciente es un cambio radical en la manera usual de verse a sí mismo y a su identidad.

Podría tomar tiempo antes de que puedas realmente creer, o más importante aún, experimentar de manera consistente, tu identidad como espacio consciente. Estamos profundamente condicionados por nuestra identificación con el cuerpo y la mente. Podrías descubrir que tienes una profunda y leal convicción de realmente ser el cuerpo y su mundo interior de pensamientos y sentimientos. No abandonamos fácilmente nuestras ideas.

Mientras lees esto, mantén abierta la posibilidad de estar errado. Tienta la posibilidad de realmente ser espacio consciente, y ve por ti mismo si esta idea tiene más sentido con la evidencia de tu experiencia. Si de forma temporal dejas a un lado la convicción de ser tu cuerpo físico y el flujo de actividad mental, podrás darte cuenta por ti mismo de la verdad que se le señala aquí.

Nirmala

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