Lo que en verdad meditamos

Lo que en verdad meditamos

Meditar significa cosas muy distintas según las muy diferentes personas. Puede significar enfocarse en la respiración, o concentrarse en una imagen, u otra serie de cosas. Pero la práctica meditativa perpetuada por la mayoría de la gente del mundo es ésta: «Soy este cuerpo, soy estos pensamientos, soy estas emociones». Puede haber lapsos durante los cuales se practique algún tipo de meditación formal, pero después se vuelve a la práctica principal: «Esto soy yo, soy este cuerpo, éstas son mis necesidades, esto es lo que tengo que tener, esto es lo que aún no tengo», y así sucesivamente.

¡Esta es la meditación! Y es una meditación de sufrimiento. Como está tan extendida, se pasa por alto. No se piensa en ella como en una práctica, sino como en una realidad.

Momentos pasajeros

Hay momentos en los que la meditación habitual se detiene, momentos en los que te sientes absorbido en el abrazo del amor, en el sonido de una música preciosa, o en los colores del amanecer. Hay momentos en los que no hay un «tú» practicando; sólo hay “Ser”. Y en este simple “Ser” hay paz, comprensión, claridad y naturalidad, gracia sin esfuerzo y facilidad de ser.

Pero creemos con mucha fuerza en nuestra meditación del yo, de modo que estos momentos suelen ser pasajeros y enseguida retomamos la práctica habitual: «Soy este cuerpo, esto es quien soy Tú eres ese cuerpo; eso es quien eres. Esta es mi cultura, ésa es tu cultura. Estas son mis creencias; esas son tus creencias. Tú eres mi enemigo; eres mi amigo. quieres algo de mí; yo quiero algo de ti...».

Descansa pero…

Nunca desaconsejaré a nadie que se tome descansos de esta práctica habitual de sufrimiento, tanto si los descansos se basan en las denominadas prácticas espirituales como si lo hacen en la danza, escuchar música, estar en la naturaleza o tumbarse en una hamaca.

La verdad de quien eres, no obstante, es más simple que cualquier cosa que puedas practicar. El sufrimiento personal, por otra parte, es muy complejo, y para que continúe tiene que seguir practicado. Si estás sufriendo, te propongo, como simple investigación, que mires si estás practicando tu sufrimiento.

Gangaji

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