Pequeñas etiquetas
¿Quién eres? ¿Cómo te describes a ti mismo? Para contestar estas dos preguntas tendrás que referirte a tu propia historia, a un pasado ya vivido, al que sigues ligado, y del que te resulta difícil escaparte. ¿Tienes un cajón lleno de autodefiniciones que usas regularmente? Del tipo: «Yo soy una persona muy nerviosa; soy tímida; soy perezoso; no tengo oído musical; soy torpe; soy muy olvidadiza…; y todo un catálogo de cosas que eres y usas.
Sin duda también tienes una serie de «yo soy» en positivo, como: soy muy cariñosa; soy amable; juego bien a las cartas; soy trabajador. No hablaremos de ellos, puesto que el propósito de este blog es ayudarte a crecer y evolucionar.
Las autodefinciones no son indecuadas por naturaleza, pero es posible que estés usándolas de forma perjudicial. El hecho mismo de etiquetarte puede ser un impedimento para el desarrollo de tu personalidad y de tu vida. Es fácil usar la etiqueta como excusa para seguir igual. «Si me etiquetas, me niegas». Cuando la persona tiene que estar a la altura de la etiqueta que lo clasifica, el ser deja de existir. Y pasa lo mismo con las autoclasificaciones. Es muy probable que al identificarte con tus etiquetas clasificadoras te estés negando a ti mismo, en vez de aprovechar tu enorme potencial de crecimiento.
El dichoso pasado
Todas las autoclasificaciones proceden de tu pasado histórico. Pero el pasado, como alguien dijo, «es un cubo lleno de cenizas».
Trata de averiguar hasta qué punto estás encadenado a tu pasado. Todos los ·yo soy» autodestructivos y limitadores proceden de estas cuatro frases neuróticas:
1.- «Así soy yo».
2.- «Yo siempre he sido así».
3.- «No puedo evitarlo».
4.- «Es mi carácter».
Ahí están todas en un paquetito. Las trabas que te impiden crecer, evolucionar y hacer tu vida (desde este momento en adelante, pues es la única vida que tienes), nueva, estimulante y llena de momentos-presentes plenos y felices. Tus «yo soy» se remontan a algo que aprendiste en el pasado. Y cada vez que usas una de estas cuatro frases lo que realmente estás diciendo es: «Pienso seguir siendo lo que he sido siempre».
Esas etiquetas «yo soy» caen en dos categorías: Unas te las colocaron cuando eras niño y las has llevado contigo desde entonces. Y el resto te las has colocado – las elegiste – tu mismo, para evitar tener que hacer cosas incómodas o difíciles.
Empezar a superar
Para empezar a superar tus autolimitaciones puedes empezar a deshacer los nudos que te atan al pasado y eliminar las inútiles frases que se dicen para seguir siendo lo que siempre has sido.
Prueba hablar un día con la gente que tú crees reesponsable de muchos «yo soy» de tu vida: padres, viejos amigos de la familia, antiguos profesores, abuelos, etc. Pregúntales por qué creen que te volviste como eres y si has sido siempre así. Diles que estás decidido a cambiar y comprueba si creen que eres capaz. Sin duda te sorprenderán sus interpretaciones, y el hecho de que piensen que no puedes ser de otra manera puesto que «siempre has sido así».
Dejar atrás el pasado implica correr ciertos riesgos. Estamos acostumbrados a las autodefiniciones. En muchos casos, funcionan como un sistema de apoyo en nuestra vida cotidiana. He aquí algunas estrategias específicas que te servirán para eliminar esos «yo soy» autolimitantes.
Eliminar los «yo soy»
Eliminar decir «yo soy» cada vez que te sea posible. Sustitúyelos con frases como: «Hasta ahora había escogido ser así», o «Yo solía clasificarme así…».
Anuncia a tus seres más próximos que vas a tratar de eliminar algunos de tus «yo soy,». Decide cuáles son los más importantes y pídeles que te lo recuerden cada vez que los saques a relucir.
Ponte metas de conducta para comportarte de manera muy diferente de lo que has hecho hasta ahora. Por ejemplo, si consideras que eres tímida, preséntate tú sola a alguna persona a la que normalmente hubieras evitado.
Habla con algún amigo de confianza que te ayude a combatir las poderosas influencias del pasado. Pídele que te haga alguna señal silenciosa, como darse un pequeño tirón de orejas cada vez que te vea caer en uno de tus viejos «yo soy».
Más estrategias…
Escribe un diario donde vayas anotando tus comportamientos autodestructivos, y apunta no sólo tus actos sino también lo que sentías cuando te comportabas de esa manera. Durante una semana apunta en una libreta la hora exacta, la fecha y la ocasión en que usas cualquiera de los «yo soy» autodestructivos, y esfuérzate por disminuir el número de apuntes.
Está siempre alerta para notar cualquiera de estas cuatro frases neuróticas y cada vez que vuelvas a pensarlas corrígete en voz alta de la siguiente manera.
«Así soy yo»… a… «Así era yo».
«No puedo evitarlo»… a… «Puedo cambiar si lo intento seriamente».
«Siempre he sido así»… a… «Voy a ser diferente».
«Es mi naturaleza»,… a… «Así creía yo que era mi naturaleza».
Y más…
Trata de concentrarte para eliminar un «yo soy» en un día determinado. Si has usado el «yo soy olvidadizo» para describirte a ti misma, dedica el lunes para tomar conciencia de esa tendencia e intenta alterar uno o dos comportamientos olvidadizos. Igualmente si no te gusta tu «yo soy tozudo», date un día específico para ser tolerante con las opiniones contrarias a la tuya; la cuestión es deshacerse de los «yo soy» concentrándote en uno de ellos cada día.
Puedes decidir sacarte de encima esas viejas excusas que te servían para evadirte. Encuentra algo que no has hecho nunca y dedica una tarde para esa actividad. Después de haberte sumergido durante tres horas en una actividad completamente nueva, alguna actividad que siempre habías evitado, de una forma completamente nueva, fíjate si aún puedes usar el mismo «yo soy,» que usaste esa mañana.
Todos tus «yo soy» son fórmulas aprendidas de evasión y tú puedes aprender a hacer casi cualquier cosa si así lo decides.
Wayne W. Dyer
Podemos ayudarte
Si deseas enfrentarte y vencer las resistencias que te están impidiendo romper con etiquetas que te limitan, y poner todo tu Ser a trabajar a favor de ti y de tus sueños, podemos ayudarte. Hoy es un día perfecto para empezar. Te acompañamos en ese camino apasionante.