¿Qué quiero realmente?

Cuando llegas a reconocer que no te han satisfecho todos los caminos recorridos en tu búsqueda de la plenitud, surge de manera natural la pregunta siguiente:

Bien; entonces, ¿qué es lo que realmente quiero? Si todas las vías que he probado en la búsqueda de mi felicidad no me han satisfecho, una vez que todo está ya dicho y hecho, ¿qué es lo que final y verdaderamente quiero?”.

Un privilegio

El Occidente, la mayoría vivimos unas vidas extraordinariamente privilegiadas. Proporcionalmente, son pocos los que han de preocuparse de dónde conseguir su próxima comida; o de si tendrán lugar para dormir esta noche. Para la mayor parte no existe un riesgo inminente. La vida que llevamos nos permite dejar a un lado nuestros hábitos mentales y estrategias de protección, y reflexionar sobre qué está presente cuando la mente no está ocupada en protegerse. En este momento las preocupaciones con respecto al futuro no tienen razón de ser.

Es evidente que todos, incluso los más privilegiados, experimentamos algún grado de sufrimiento. Pero si miras al resto del planeta, verás a miles de millones de seres humanos que están soportando grandes sufrimientos y que viven muy limitados por ellos. En cambio, nosotros tenemos el privilegio de disponer del tiempo, el espacio y la oportunidad de cuestionar las premisas más básicas de la vida humana. Somos libres de examinar nuestras vidas y de plantearnos las preguntas más profundas:

Preguntas profundas

¿En qué consiste la vida?

¿Para qué la estoy usando?

¿Cómo paso el tiempo?

¿Dónde está mi atención?

¿Estoy viviendo una vida plena de sentido?

¿Soy feliz?

¿Cuáles son los anhelos de mi alma y de mi corazón?

¿Siento anhelo de paz y libertad?

La mayoría de nosotros tenemos la oportunidad de pararnos a reflexionar sobre las preguntas más profundas, aquéllas para las que no hallamos respuesta.

Descubrir lo que uno quiere

En mi experiencia de hablar con la gente, me he dado cuenta de que descubrir lo que uno realmente quiere puede abrir la puerta a la realización de la verdadera libertad. Puede haber una respuesta inmediata a esa pregunta, como “lo que más deseo es una vida mejor”, “lo que realmente quiero es ser feliz en todo momento”, o “lo que realmente anhelo es mi media naranja”.

Ante cualquier respuesta que surja, resulta muy útil preguntarse seguidamente: “¿Qué es lo que eso me aportará?”. Si tienes la pareja del alma, la pareja perfecta, ¿qué es lo que te aportará? Una vida feliz, ¿qué te aportará? Si la respuesta es: “Entonces me sentiré en paz, entonces podré descansar”, la verdad es que eso ya es posible ahora, en este mismo instante. La paz y el descanso no tienen nada que ver con tener una pareja. La paz, el descanso y la plenitud que has estado buscando fuera, por intensos y sublimes que sean, en realidad están aquí y ahora.

Si en este momento pudieras descartar los referentes externos con respecto a lo que aporta paz, reconocerías que ésta ya está aquí, independientemente de cualquier circunstancia interna o externa. En este reconocimiento puedes investigar más detenidamente para ver si hay alguna separación entre la paz que siempre está presente y quién tú eres. ¿Cuál es la frontera entre quien realmente eres y la paz?

¿Qué quiero realmente?

Lo que surge en un momento de realización perfecta es lo que siempre ha estado presente, y esto suele provocar en nosotros una gran alegría. Esas que has estado buscando desesperadamente, furiosamente, incesantemente, y con gran frustración siempre ha estado presente, ¡exactamente dónde estás! Está presente ahora, en ti, y puede revelarse como tu propio ser.

¿Qué quieres ser realmente? Te invito a que, ahora mismo, te tomes el tiempo necesario para responder a esta pregunta. Pregúntate repetida y directamente:

¿Qué quiero realmente?

Deja que las respuestas fluyan libremente, surgiendo del inconsciente sin esfuerzo ni censura. No hay respuestas correctas. Considera estas preguntas como un juego, un juego que puede hacer aflorar las creencias y conceptos que siguen enterrados en tu subconsciente.

Indaga en tu interior

A medida que indagues en tu interior, déjate traspasar por las sensaciones, emociones y comprensiones que surjan. Si has descubierto que lo que quieres finalmente es paz, felicidad, amor o iluminación, ahora tienes la oportunidad de ver dónde los has estado buscando. Puedes investigar todavía más preguntándote:

¿Dónde he buscado lo que quería?

¿Qué actividades he llevado a cabo para conseguir lo que quería?

¿Dónde creo que acabaré encontrándolo?

¿Qué creo que me impide tenerlo ahora mismo?

¿Están la paz, la felicidad, el amor y la plenitud condicionados por alguna circunstancia externa, o ya están vivos dentro de ti?

Gangaji

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