Pensar y respirar

Pensar y respirar están en muy estrecha relación. Cuando nuestra respiración es tensa y agitada, el pensamiento también lo es. El pranayama sirve para apaciguar el proceso respiratorio lo que, a su vez, calma la mente.

Dejar que suceda

Habitualmente, la inhalación es un proceso volitivo, que despierta tensión en el cerebro y en el área de los hombros. Por eso debes realizar el pranayama en posición relajada, sin ningún esfuerzo o tensión. Deja que la inhalación suceda, pero no inhales.

Aún cuando esta técnica de respiración puede ser un hermoso ejercicio, cualquier intento por aquietar el pensamiento es puramente artificial. Más que tratar de impedir que los pensamientos surjan, deberíamos observar aquellas ocasiones en las que el pensamiento, de manera natural, llega a detenerse.

Por ejemplo, cuando se consigue un objeto deseado, se vive un momento de carencia de deseo. El dinamismo que provoca el funcionamiento de la mente cesa, pues no haya una motivación para pensar. Cuando el pensamiento es momentáneamente apaciguado, volvemos a nuestra naturaleza original, el silencio.

Sucede lo mismo en el estado de sueño profundo. La conciencia del yo no está presente, hay un silencio absoluto. También podríamos referirnos a la obra de arte. En la experiencia estética el impulso de pensar llega a su fin, pero cesa de forma natural, no por medio de la disciplina o el poder de la voluntad.

El pensamiento

El pensamiento sigue el mismo proceso funcional que las piernas al caminar o la utilización de los brazos. Cuando no hay ninguna razón para utilizar los brazos, ¿dónde están los brazos? Cuando no necesitas caminar, ¿dónde están las piernas?

Igualmente, el cerebro comienza a funcionar en el momento en que se lo necesita, pero cuando no hay nada que pensar, no hay pensamiento. ¿Por qué entonces continuar pensando?

El silencio subyace a todo funcionamiento mental, de la misma forma que a los tres estados de vigilia, soñar y dormir. Estos están superpuestos al silencio. Están en el tiempo, mientras que el silencio es intemporal.

Jean Klein

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