La valía personal

La valía personal

Hablemos de problema de la valía personal. La valía personal no significa el valor de uno mismo. ¿De dónde procede el valor de uno mismo? ¿Se obtiene del éxito en el trabajo? ¿De tener mucho dinero? ¿Se obtiene de atraer a muchos hombres (si usted es mujer) o a muchas mujeres (si usted es hombre)? Cuán frágil es eso, cuán transitorio.

Cuando hablamos del valor de uno mismo, ¿no estamos hablando realmente de cómo nos reflejamos en el espejo de la mente de los demás?

Pero ¿tenemos que depender de eso? Uno comprende su propia valía personal cuando ya no se identifica o se define en función de esas cosas pasajeras.

No me vuelvo bello por el hecho que todos digan que soy bello. Realmente no soy ni bello ni feo. Estas cosas van y vienen. Mañana podría transformarme en una criatura muy fea, pero todavía sería “yo”. Entonces, digamos que me hago cirugía plástica y otra vez vuelvo a ser hermoso. ¿El “yo” realmente se vuelve hermoso?

Es necesario dedicar mucho tiempo a reflexionar sobre estas cosas.

Se las he dicho rápidamente, pero si dedican tiempo a comprender lo que he dicho, para profundizar en ello, tendrán una mina de oro. Lo sé, porque cuando lo descubrí la primera vez descubrí un verdadero tesoro.

Las experiencias placenteras hacen la vida deliciosa. Las dolorosas llevan al crecimiento.

Las experiencias placenteras hacen la vida deliciosa, pero de por sí no llevan al crecimiento. Lo que lleva al crecimiento son las experiencias dolorosas. El sufrimiento señala un área en la cual uno todavía no ha crecido, en la cual uno necesita crecer, transformarse y cambiar.

Si supieran utilizar el sufrimiento, ¡ah, cuánto crecerían!

Limitémonos por ahora al sufrimiento psicológico, a todas esas emociones negativas que tenemos. No pierdan su tiempo en ninguna de ellas. Ya les he dicho lo que podrían hacer con esas emociones. La decepción que tienen ustedes cuando las cosas no les resultan como querían, ¡obsérvenla! Miren lo que ella dice de ustedes. Lo digo sin condenar (de otra manera quedarían atrapados en el odio hacia ustedes mismos). Obsérvenla como la observarían en otra persona. Observen esa decepción, esa depresión que ustedes sufren cuando los critican. ¿Qué dice ella de ustedes?

¿Han oído hablar de aquella persona que dijo: “¿Quién dice que la preocupación no sirve? Ciertamente ayuda. ¡Cada vez que me preocupo por algo, no sucede!”

Bien, ciertamente le sirvió a ella.

O el otro que dijo:

“La persona neurótica es la que se preocupa por algo que no ocurrió en el pasado. No es como nosotros, las personas normales, que nos preocupamos por las cosas que no ocurrirán en el futuro”.

De eso se trata. Esa preocupación, esa ansiedad, ¿qué le dicen a uno?

Los sentimientos negativos, todos los sentimientos negativos son útiles para la consciencia, para la comprensión. Le dan a uno la oportunidad de sentirlos, de observarlos desde fuera.

Al comienzo, la depresión todavía estará allí, pero usted habrá cortado su conexión con ella. Gradualmente, comprenderá la depresión. A medida que la comprenda, le dará con menos frecuencia, y desaparecerá por completo. Tal vez, pero en ese momento ya no importará gran cosa.

Antes del despertar yo solía deprimirme. Después del despertar sigo deprimido. Pero gradual o rápidamente, o de repente, uno llega al estado del despertar. Éste es el estado en que uno descarta sus deseos. Pero recuerden que lo que quiero decir con deseos y anhelos. Quiero decir: “A menos que obtenga lo que deseo, me niego a ser feliz”. Quiero decir, los casos en que la felicidad depende de que se cumpla el deseo.

Anthony de Mello

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