Dependencia
¿Es concebible vivir una vida en la que usted esté tan totalmente solo que no dependa emocionalmente de nadie?
Todos dependemos unos de otros para todo tipo de cosas, ¿no es verdad? Dependemos del carnicero, del panadero, del fabricante de velas. Interdependencia. ¡Eso está bien! Organizamos una sociedad de esta manera, y les asignamos funciones diferentes a personas diferentes para el bienestar de todos, de manera que funcionemos mejor y vivamos con mayor eficacia – al menos así lo esperamos.
Pero depender psicológicamente de otra persona – ¿qué implica eso? – significa depender de otro ser humano para mi felicidad.
Piense en eso. Porque si lo hace, la próxima cosa que usted va a hacer – tenga consciencia de ello o no, – es exigir que los demás contribuyan a su felicidad. Entonces habrá otro paso: temor, temor a perder, temor a estar alienado, temor a ser rechazado, un control mutuo.
El amor perfecto expulsa el temor
En donde hay amor no hay exigencias, no hay expectativas, no hay dependencia. Yo no exijo que usted me haga feliz; mi felicidad no está en usted. Si usted me dejara, no me condolería de mí mismo; yo disfruto enormemente de su compañía, pero no me aferro.
Yo disfruto sin aferrarme. Lo que realmente disfruto no es usted; es algo más grande que usted y yo. Es algo que descubrí, una especie de sinfonía, una especie de orquesta que interpreta una melodía en su presencia, pero cuando usted se va, la orquesta no se detiene. Cuando me encuentro con otra persona, la orquesta interpreta otra melodía, la cual también es agradable. Y cuando estoy solo, continúa tocando. Tiene un gran repertorio y nunca deja de tocar.
De eso se trata el despertar
También por eso estamos hipnotizados, nos lavan el cerebro, estamos dormidos. Parece terrible preguntar, pero ¿puede decirse que usted me ama si se aferra y no me deja ir? ¿Si no me permite ser? ¿Puede decirse que me ama si me necesita psicológica o emocionalmente para su felicidad?
Esto contradice la enseñanza universal de todas las escrituras, todas las religiones, todos los místicos. «¿Cómo pudimos pasarlo por alto durante tantos años?» Repetidamente me digo a mí mismo: ¿Cómo fue posible que no lo viera? Cuando uno lee estas cosas radicales en las escrituras, se pregunta: ¿Este hombre está loco? Pero después de un tiempo empieza a pensar que todos los demás están locos.
«Si no renuncias a todo lo que posees, no puedes ser mi discípulo». Hay que dejarlo todo. No se trata de un renunciamiento físico, comprendan; eso es fácil. Cuando sus ilusiones se acaban, por fin uno esta en contacto con la realidad, y créanme, nunca volverá a sentirse solo, nunca más.
La soledad no se cura con la compañía humana
La soledad se cura con el contacto con la realidad. Tengo muchísimo que decir sobre eso. El contacto con la realidad, la desaparición de nuestras ilusiones, el contacto con lo real. Sea lo que sea, no tiene nombre. Solamente podemos conocerlo abandonando lo que es irreal. Usted puede saber lo que es la soledad cuando deja de aferrarse, cuando renuncia a su dependencia. Pero el primer paso para lograrlo es que lo vea como deseable. Si no lo ve como deseable, ¿cómo puede llegar a acercarse?
Piense en su soledad. ¿Desaparecería por la compañía humana? Ésta sólo servirá de distracción. Adentro hay un vacío ¿no es así? Y cuando el vacío sale a la superficie, ¿qué hace usted? Huye, enciende el televisor, enciende el radio, lee un libro, busca compañía humana, busca entretenimiento, busca distracción. Todo el mundo hace eso. Actualmente esto es un gran negocio, una industria organizada para distraernos o entretenernos.
Anthony de Mello
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