Sobre el deseo de felicidad

Sobre el deseo de felicidad

Estaba diciendo que no queremos ser felices. Queremos otras cosas. O más exactamente: No queremos ser incondicionalmente felices. Estoy dispuesto a ser feliz siempre y cuando tenga esto y lo otro. Pero esto realmente es decirle a nuestro amigo o a nuestro Dios o a cualquiera:

«Tu eres mi felicidad. Si no te tengo, me niego a ser feliz».

Es muy importante comprender eso. No podemos imaginarnos la felicidad sin esas condiciones. Es muy cierto. No podemos imaginarnos la felicidad sin ellas. Nos han enseñado a cifrar en ellas nuestra felicidad.

De manera que eso es lo primero que debemos hacéis si queremos despertar, que es lo mismo que decir: Si queremos amar, si queremos ser libres, si queremos la alegría y la paz y la espiritualidad.

En ese sentido, la espiritualidad es lo más práctico que hay en el mundo.

Desafío a cualquiera a pensar en algo más práctico que la espiritualidad como la he definido. No como piedad, no como devoción, no como religión, no como adoración sino como espiritualidad –

¡Despertar!, ¡despertar! Veamos la angustia que hay en todas partes, veamos la soledad, veamos el temor, la confusión, el conflicto en el corazón de la gente, el conflicto interno, el conflicto externo.

Imagínense ustedes que alguien les muestra la manera de librarse de todo eso. Imagínense ustedes que alguien les muestra la manera de detener ese tremendo gasto de energía, de salud, de emoción que es el resultado de esos conflictos y de esa confusión.

¿Les gustaría?

Imaginemos que alguien nos muestra la manera de amarnos los unos a los otros, y de vivir en paz y con amor. ¿Pueden ustedes imaginarse algo más práctico que eso?

Pero, en cambio, hay personas que piensan que los grandes negocios son más prácticos, que la política es más práctica, que la ciencia es más práctica. ¿De qué nos sirve llevar un hombre a la luna si no podemos vivir en la tierra?

Lo repito: Ustedes quieren despertar, ustedes están representando un gran papel, y ni siquiera lo saben. Piensan que aman. ¡Ja! ¿A quién aman? Hasta la abnegación los hace sentir bien, ¿verdad? «¡Me estoy sacrificando! Estoy viviendo de acuerdo con mi ideal». Pero ustedes obtienen algún beneficio de eso, ¿no es así? Siempre obtienen algo de todo lo que hacen, hasta que despierten.

De modo que aquí está el primer paso: Dese cuenta de que no quiere despertar. Es bastante difícil que despierte si lo hipnotizaron para que crea que un pedazo de papel periódico viejo es un cheque por un millón de dólares

¡Qué difícil es separarse de ese pedazo de periódico viejo!

Anthony de Mello

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