Relaciones
Las demás personas no tienen que cambiar para que nosotros experimentemos paz mental.
Si una persona os dice una palabra mala o torpe, entended que la mente de la persona no está en el nivel adecuado. No debemos permitir nunca que nos afecte. Cuando podemos ver las cosas de forma objetiva, el enojo desaparece; a medida que se expanden nuestros corazones, viene el amor. Entonces, naturalmente, no habrá lugar para el enfado y vuestra reacción será de compasión.
¿Cómo podemos ser uno en cuerpos separados? Es solo cuando el corazón se funde completamente. Es solamente a través de las prácticas espirituales que el corazón se abre totalmente. Cuando dos corazones totalmente abiertos se funden uno en el otro, la fusión toma un hermoso brillo, igual que, en una función de teatro, dos focos a los lados del escenario. Estos focos no dan tanto brillo cuando lucen solos como cuando unen sus luces. Esto es unidad. Desgraciadamente a la humanidad, tal y como está, le queda mucho para encontrar esa unidad.
Si yo pienso cualquier cosa de otra persona, ciertamente tengo que saber que son pensamientos míos y que lo que puede parecer aflicción puede que sea una gran alegría. ¿Cómo podemos juzgar como miseria lo que está atravesando una persona? ¿No es eso lo que ha atraído sobre sí misma? Puede que sea beneficioso para ella, para que pueda aprender la clase de lecciones que necesita.
Cuando tu corazón se abra, serás incapaz de proyectar negatividad en tus relaciones. Proyectarás solo amor.
Cuando reaccionamos, estamos actuando desde la periferia, pero cuando respondemos, estamos respondiendo desde el centro. Ahí está la diferencia. Al ser la mente periférica, actúa desde la periferia, mientras que la respuesta viene del centro: y es ahí donde queremos estar, en el centro. Al ser tú el centro del universo, no hay ninguna limitación alguna para ti.
Es la falta de entrega lo que crea incompatibilidad en nuestras relaciones.
Al encontrar una falta, no es de la otra persona, es tuya. Tú eres la falta y por eso la ves. Nos proyectamos en otros porque no podemos manejamos a nosotros mismos.
Sería bueno ver nuestras faltas en otros y entonces mejorarnos a nosotros mismos, pero no lo hacemos.
Cuando somos injustos con alguien, estamos siendo violentos con él. Al ser violentos, le estamos robando la paz. ¿Qué mayor robo puede haber que robarle a alguien la paz?
Gururaj Ananda Yogi