Recárgate de energía mental mediante el ejercicio físico consciente. Te enseñamos 4 posturas básicas de Hatha Yoga y 2 ejercicios más
En cualquier movimiento que realizamos estamos generando energía y consumiéndola. Es una energía física. Si además, mientras vamos ejecutando el ejercicio en cuestión nuestra mente está atenta a lo que hacemos, la energía ya no es sólo física, sino que pasa también por nuestra mente, que la convierte en energía mental, en energía psíquica. Todo el mundo puede practicar y comprobar esto, puesto que está al alcance de todos.
Deporte, gimnasia, yoga
Cualquier forma de ejercicio físico es válida: el deporte, la gimnasia, y sobre todo, lo recomendamos especialmente, el Yoga físico, es decir, el Hatha Yoga. El único requisito necesario para incorporar energía es que seamos conscientes de la sensación de esfuerzo y de la energía que produce el ejercicio.
El deporte tiene un fuerte efecto estimulante general por dos razones: porque mientras se practica el deporte, la mente descansa y se repone. Y porque con el ejercicio se estimula la circulación de energía, y por lo tanto, de un modo indirecto, también se beneficia el cerebro del incremento de energía en todo el organismo.
Sin embargo, aquí hablamos de entablar un contacto más directo con la energía circulante en el ejercicio, para aprovecharla al máximo: queremos tomar conciencia de la energía de un modo inmediato. Por eso la gimnasia se acerca más a nuestro propósito, ya que prescinde de toda relación externa exigiendo una mayor atención a uno mismo. Aun así, el concepto occidental de la gimnasia no permite una completa concentración de la mente en los ejercicios, pues con frecuencia éstos han de ser bruscos, o no lo suficientemente lentos, mirando más al desarrollo muscular que a facilitar la concentración de la atención.
El ejercicio muscular ideal es un tipo de gimnasia como el del Hatha Yoga, que exige una gran lentitud en su práctica; más que ejercicios musculares son posturas que están premeditadas para producir efectos concretos sobre los plexos nerviosos y sobre las glándulas endocrinas.
Describimos a continuación las 4 posturas del Hatha Yoga más importantes para incorporar energía y te enseñamos otros dos ejercicios más perfectos para este fin.
El arbolito
Estando de pie, los brazos caídos junto al cuerpo y apoyando el peso del cuerpo sobre la pierna derecha, eleva el pie izquierdo resbalándolo hacia arriba por la parte interior de la pierna derecha hasta poner el talón en la ingle y los dedos del pie apoyados con fuerza un poco por encima de la rótula. Puedes usar las manos para colocar el pie así. Entonces, juntando las manos como en la oración, eleva los brazos, inspirando lentamente hasta llegar a la mayor altura posible. Tras unos instantes, dobla el tronco hacia adelante hasta tocar el suelo con las manos mientras espiras. Después de unos segundos empieza a levantarte inspirando hasta quedar con las manos arriba, que por fin bajan volviendo a la postura inicial, delante del pecho. Espira y baja luego el pie. Descansa y repite lo mismo con la otra pierna (véanse figuras 1, 2 y 3). La atención: durante la flexión, en el abdomen, y erguido, en la nuca. En todas las posturas que te mostramos respira conscientemente. Hazlo y experimenta como sube tu nivel de energía consciente, tu fuerza mental
Postura de la cigüeña
Estando de pie con los brazos caídos junto al cuerpo, los vas levantando hasta que estén verticales, mientras inspiras. Te mantienes así unos segundos sin respirar. Luego, espirando dobla el tronco hacia adelante, sin abandonar la postura de brazos y cabeza, hasta que ésta llegue a las rodillas y puedas cogerte los tobillos con las manos, permaneciendo así unos segundos sin respirar, con los pulmones vacíos. Luego yergue el tronco siempre con los brazos en línea recta y aspirando hasta recuperar la vertical. Y baja los brazos espirando (véanse figuras 4 y 5).
La actitud mental la dirige al punto central entre los ojos, dentro de la frente.
Postura de la cobra
Otra postura muy interesante para elevar tu energía mental es la cobra. Sobre el suelo, boca abajo, y las palmas de las manos sobre el suelo a la altura de las axilas, inspira, y empieza a levantar la cabeza y luego la parte superior del tronco, sin apoyarse en las manos, sino haciendo tracción con los músculos de la espalda. Cuando no puedas elevarlo más, haz uso de las manos para levantar el resto del tronco, con cuidado de no elevar la parte inferior, es decir, del ombligo hacia abajo. Entonces, tras unos instantes así, espira despacio, mientras perfeccionas la postura. El tipo de respiración, durante el tiempo que se mantiene este asana, será superficial. Para descender, lo mismo, pero a la inversa, empezando por apoyarse con las manos hasta que puedas seguir sin utilizar más que el esfuerzo de los músculos de las manos (véase figura 6). La atención está centrada en la columna vertebral, enlas distintas vértebras que vas doblando según progresa el ejercicio.
Postura del saltamontes
En el suelo boca abajo, con los brazos a lo largo del cuerpo y las palmas sobre el suelo, apoyando la cabeza en el mentón o en la frente, haz una inspiración completa, y con un impulso enérgico levanta ambas piernas hacia arriba sin doblar las rodillas y se mantienen lo más alto posible de dos a diez segundos. El peso del cuerpo se apoya en la palanca formada entre el mentón o la frente, el tórax y las manos. Y entonces lentamente se bajan las piernas y se espira el aire (véase figura 7). La actitud mental debe estar centrada en las últimas vértebras de la columna.
Ejercicio de extensión general
No es una postura de Hatha Yoga pero funciona muy bien para elevar nuestra energía mental. De pie con las manos juntas, los brazos caídos y pegados al cuerpo. Mientras inspira profundamente, levanta ambos brazos hacia adelante y hacia arriba, paralelos, extendiéndolos cada vez con mayor fuerza, como si quisieras desprenderse de ellos y elevarte sobre el suelo.
Mientras tanto, ve levantando los talones, hasta quedar, cuando llega al punto máximo de extensión, de puntillas y con los brazos totalmente extendidos hacia arriba, tocándose las puntas de los dedos de ambas manos. Entonces continúa con la actitud total de máximo estiramiento y sostén la respiración mientras bajas los brazos hasta dejarlos en posición horizontal.
En todo momento, pero sobre todo al llegar a ese punto máximo del ejercicio, interesa experimentar la sensación de estiramiento total de dedos, manos, brazos y hombros, y se consigue tratando de alejarlos del cuerpo con el mayor vigor posible, aunque sin movimientos bruscos (véase figura 8).
La postura horizontal de los brazos debe mantenerse tres o cuatro segundos, y luego, lentamente, volver a la postura primera, espirando por la nariz, mientras se va suprimiendo poco a poco la tensión del estiramiento. Al final conviene hacer una respiración completa, descansando.
Ejercicio de contracción general
Esta postura tampoco es de Hatha Yoga. Prúebala y comprueba su efecto en ti. De pie, con las piernas separadas y los brazos junto al cuerpo, haz una inspiración completa. Luego cierra y contrae todos los músculos del cuerpo, poniendo la máxima fuerza y toda la tensión de que sea capaz en los músculos de los brazos, mientras vas doblando la espalda obligado/a por la enérgica contracción de los músculos abdominales; dirige los puños hacia el plexo solar y dobla un poco las piernas por las rodillas, también lo que exija la contracción muscular (véase figura 9).
La contracción debe realizarse gradualmente, procurando ejercitar en ella todos los músculos posibles. Y una vez llegado al punto de máxima contracción hay que permanecer así unos segundos. Entonces, repentinamente, hay que aflojarlos todos y espirar por la boca.
Finalizado el ejercicio descansa y haz una respiración completa.
Es importantísimo, al finalizar cada sesión de Yoga, hacer un ejercicio de relajación, pues sólo mediante este ejercicio se verifica la más completa absorción de la energía física y mental.
Otros importantes beneficios de la práctica de Hatha Yoga
Como habrás observado, las posturas de Hatha Yoga exigen una gran lentitud en su ejecución, evitando siempre todo movimiento brusco. Los dos últimos ejercicios, de extensión y contracción general, no son propiamente de Hatha Yoga, aunque los incluimos por ofrecer también un gran despliegue de energía física y mental.
Cada ejercicio exige que dirijas la atención a uno o varios puntos del cuerpo. No te olvides de esto. Así la mente logra dos objetivos: asimilar la energía orgánica en beneficio de nuestro energía mental y reencontrar lentamente la voz dormida de los instintos, que apagamos cuando nos aislarnos de todo contacto con nuestra biología, cuando vivimos sólo en el mundo autónomo de nuestras ideas y preocupaciones.
Con la palabra instinto designamos aquí a las necesidades fisiológicas, como saber cuándo necesitamos un tipo de alimentación, cuándo otro, en qué momento empieza a generarse un resfriado o cuándo empezamos a cansarnos -no cuando estamos ya fatigados-. Pues nuestro organismo nos habla por la voz del instinto si no está embotado. Es quien nos avisa de los peligros para nuestra salud cuando aún hay tiempo para poner remedio natural y sencillo.
Sólo nos resta añadir que la práctica de Yoga, además del efecto de incorporar energía biológica en la mente consciente, produce otros efectos muy beneficiosos; el «arbolito», por ejemplo, estimula la tiroides; la postura de la cigüeña, el hígado, páncreas, riñones, órganos sexuales y sus nervios, irrigados por la sangre que la postura hace llegar más abundantemente a dichos órganos, y vigoriza el cerebro; etc. También produce un retraso en el proceso del envejecimiento. Y favorece nuestro equilibrio mental, que gana así en serenidad, agilidad y energía.
Antonio Blay