La sensación corporal me parece un medio excelente (…). Trate usted de descubrir su cuerpo, de dejarle vivir por sí mismo y no gobernado por un yo sometido a la continua alternancia repulsión/atracción, agresión/defensa.
Comprender
Primero, usted ha de comprender que no podemos perseguir una idea y, al mismo tiempo, dejar vivir una sensación corporal, no podemos aprender varias percepciones o conceptos simultáneamente.
Cuando dirigimos nuestra atención hacia nuestro cuerpo en el cual se alojan todas las agresiones, defensas, reacciones, dejemos que se imponga a nosotros esta sensación sin visualizarla en su forma, dejemos que emerja, que se abra.
Podemos hacer constataciones muy variadas, por ejemplo, una falta de uniformidad, pienso en ciertas partes del cuerpo que son pesadas, en otras que son huecas, vacías, calientes o frías, comprimidas; todo esto es un residuo de las reacciones del yo.
Simultaneidad
Se puede ver cuán difícil es captar la simultaneidad de los componentes del cuerpo: sentiremos sea la frente, sea el rostro, sea la espalda, sea la parte trasera de la cabeza, los riñones, las extremidades inferiores o superiores, una tras otra, pero, para obtener una sensación global, no debemos dirigir la atención.
Si experimenta algunas dificultades para lograr esta simultaneidad, deje su cuerpo hablar, tiene todavía en usted mismo una tensión por detectar, una tensión que debe eliminarse por sí misma. Para lograrlo, haga que su cuerpo abandone sus límites hasta que se dilate totalmente en el espacio. Cuando tenga conciencia de su corporalidad, extiéndase para poder disolverse sistemáticamente en su entorno. Notará cómo las distintas capas ceden, se abren.
Resistencia
Algunas partes van a oponer resistencia y lo notará usted. Si dividimos nuestro cuerpo en pensamiento, sentimiento y voluntad, se puede hablar efectivamente de tres pisos: la cabeza que es el elemento pensador, si así podemos hablar (claro está, pensamos con todo nuestro cuerpo, pero el pensamiento se aloja de modo predominante en la cabeza), mientras el sentimiento está en el tronco y la voluntad en las extremidades inferiores y superiores.
Estas extremidades que son los elementos acción, voluntad, a las cuales pertenece también la mandíbula, están acostumbradas a coger, asir y por una observación muy aguda podemos darnos cuenta de ello y permitirlas que suelten. Para que todas estas partes vuelvan a encontrar su vida propia como cuerpo tiene usted que amar mucho a su cuerpo.
Vacuidad
Cuando usted consigue esta sensación de vacío y se siente perfectamente extendido en la vacuidad que le rodea, esto es todavía un objeto de su atención que se ha «cultivado», es un soltar.
Ocurre que esta vacuidad se elimina también, que la atención dirigida hacia los objetos se traslada hacia la observación y que sólo permanece en una posición atenta. No estamos atentos a algo sino a nuestra atención. Entonces no queda nadie, ya no hay volumen, ni duración
Esta presencia a sí mismo es una vivencia y el «estar en ninguna parte» se le presentará durante el día, en sus diferentes actividades.
Jean Klein
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