Dejar de ser víctima

Dejar de ser víctima

Independientemente de lo que el mundo refleje, tanto si las circunstancias son favorables como si son terroríficas, si internamente te cuentas una historia en la que eres la víctima, sufrirás.

Es muy simple. Si estás completamente seguro de no estar contándote una historia en la que eres la víctima y, sin embargo, sigues sufriendo, cabe la posibilidad de que estés mintiéndote. Estás siguiendo el hilo argumental de alguna antigua historia acerca de cómo te hicieron daño.

Tanto si la historia dice que Dios, tus padres o las circunstancias te han hecho daño, o que tú mismo te has hecho daño, tú eres la víctima en esa historia. Incluso los agresores más violentos, cuando se debilita su primera capa de agresividad, aducen una historia de haber sido dañados en algún momento pasado. Toda reacción violenta alimentada por la ira o la venganza conlleva siempre una historia de victimización.

Ver cómo se despliega esta historia de la víctima en tu propia vida es dar un paso importante hacia la verdadera libertad. Cuando realmente la ves, también ves que tienes que recrearla cada vez. Puede que surja en tu mente por la inercia adquirida, pero volver a representarla exige energía, atención, fe, emoción, así como algún tipo de disfrute masoquista del dolor. ¡Sí, reconocerlo es una conmoción! Comprobar que esto está operando en tu propia mente puede dejarte muy turbado.

Estar dispuesto a ver

Estar dispuesto a ver la realidad de uno mismo, estar dispuesto a ser libre, conlleva estar dispuesto a dejar de ser una víctima…, independientemente del dolor, de las circunstancias o de las acciones de otros. Dejar de ser una víctima no implica trivializar los horrores de tu vida, negarlos, edulcorarlos ni reprimirlos. Significa que puedes afrontar plenamente cualquier cosa que surja. No tienes que esconderte, que correr, que justificarte, que llorar, que maldecir ni que lamentarte. Simplemente puedes afrontar la vida tal como es.

¿Estás dispuesto a sacudirte tu historia de víctima? ¿Estás dispuesto a que esos horribles agresores se queden sin castigo? En cierto momento, tienes que estar dispuesto a cortar. Sí, ha habido un sufrimiento terrible, y tú has estado en ambos extremos de él. Lo has perpetuado, y lo has experimentado. ¿Estás dispuesto a concluirlo? Eres libre de sufrir y eres libre de dejar de sufrir. Nadie sino tú puede pararlo. Ahí es donde reside la libertad.

La libertad consciente es la libertad de afrontar el sufrimiento conscientemente, y después elegir conscientemente dejarlo ir. El aprisionamiento consiste en no ser consciente de esa elección. Puedes elegir ser libre o puedes elegir sufrir. Depende de ti.

Gangaji

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