Carta a papá
Gracias papá te amo…
Te valoro, te acepto, te respeto, te tomo tal como eres, te agradezco por tu presencia física, y también por tu ausencia, que me hizo anhelarte, ignorarte, buscarte en otros y así, a través del dolor, reconocer que eras tú a quien buscaba; y al reconocerlo, y sanarlo, te encontraba en mí.
Honro todo mi linaje masculino que me viene de ti…
A los abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, así no los haya conocido, sé que están en mí. Te honro a ti papá, por ser el sembrador de tu semilla en la tierra fértil de mí madre, la vida permitió que yo fuera el fruto. Doy gracias porque estar aquí en la Vida es lo más grande.
Me recibiste con ternura y me diste lo que podías; ahora yo construyo un puente de amor entre tú corazón y el mío, por donde pasa solo lo que vibra en la frecuencia del amor.
Te bendigo y agradezco porque de ti aprendo cómo cuidarme…
Proveerme, y darme todo lo que necesito para estar bien y la fuerza perseverante para realizar todos mis proyectos con visión y decisión, lo que me permite convertir lo que no me pudiste dar en fuerza para hacer lo que sí puedo, responsabilizándome y haciéndome cargo de lo que me corresponde y con tu bendición hacerlo con éxito.
Comprendo ahora cuando veo tu historia, y la que vivimos juntos, que tal como fue era lo que necesitaba para aprender y crecer, aunque muchas cosas me hayan dolido y no me gustaran.
Te pido por favor me perdones la arrogancia y la rabia…
Sobre todo en la adolescencia, la competencia, resistencias, agresividad, lo siento, eran mis precarias defensas porque no sabía como hacerlo de otra forma.
Te libero y me libero de mis expectativas, dolor, miedos, pensamientos de querer cambiar lo que fue y desear que hubiera sido diferente. Diciendo si a lo que fue y es, siento la fuerza para, con humildad, hacerlo diferente.
Gracias a que todo fue tal como fue, he aprendido lo que necesito para ser quien soy…
Y cuando vivo situaciones difíciles miro hacia ti y a los ancestros masculinos, reconozco toda la fuerza en lo que vivieron, y tomo la mía, para hacer hoy lo que es, con la sabiduría de las nuevas comprensiones que hago, cuando los miro sin juicio y
conectada con ese amor adulto nacido de corazón a corazón.
Si te veo, me ves…
Y si me ves, también puedo ver a los otros más libres de mis proyecciones y anhelos infantiles, permitiendo además darles un lugar en mí vida como parejas, jefes, maestros y no confundirme en la necesidad de ser visto, reconocido, valorado, querido.
Si no te veo pierdo la confianza en mí, me lleno de inseguridad, miedos y busco en otros lo que he olvidado que es dentro de mi mismo. En nuestro destino y en las historias que hemos vivido juntos es donde encuentro lo que necesito sanar para crecer y avanzar en mi vida.
Es tu mirada, reconocimiento, valoración, confianza donde encuentro la mía…
Y si no pudiste dármelo comienzo por darte a ti lo que te pido, y por la fuerza del Amor nos conectamos al nivel superior desde donde nuestras almas pueden entregar lo que en esencia somos, amor.
Veo sus historias de dolor, abandonos, infidelidades, culpas, y dejo con ustedes la responsabilidad de sus acciones y sus consecuencias, las respeto, no las juzgo y me declaro inocente libre de toda culpa y vergüenza. Así me siento libre de la necesidad de compensar asuntos que no me corresponden. Los veo en su dimensión humana, los comprendo en su imposibilidad, ignorancia y amor ciego, porque también los veo en mí.
Y si soy mujer, en la medida en que voy sanando mi relación contigo papá, estoy lista para ver lo sagrado masculino en mi, libre de juicios, con una mirada compasiva, ahora como mujer lo íntegro y puedo darles un lugar a los hombres afuera con respeto y amor.
Si soy hombre estaré listo para vivir como un ser que mira con respeto, y valora la fuerza del linaje masculino, viviendo la reconciliación y sanación de sus historias, dispuesto a construir una nueva manera de ser y estar con su femenino interno y en las relaciones con las mujeres, al servicio de la vida.
Dándote gracias papá, le doy gracias a todos los hombres…
Padres de los hijos, hijos, parejas, socios, jefes, amigos, colegas, maestros, porque solo juntos podemos existir y vivir plenos palpitando al ritmo del corazón de la vida y desde mí corazón les digo:
AMADOS HOMBRES
Recibo con amor su servicio a la Vida.
Anónimo