Unidad

Unidad

Llamamos materiales a estas flores porque son tangibles. Decimos que el florero es material porque es tangible y perceptible por los cinco sentidos, lo podemos ver, tocar, oír y oler. Pero más allá de los cinco sentidos, que hacen que estos objetos sean materiales, hay una fuerza de unión que mantiene a dichas estructuras materiales juntas, formando una unidad. Si esa cualidad de “mantener juntas”, esa fuerza de unión, no existiese, todo se desintegraría.

La fuerza de unión, aunque imperceptible e intangible, es el principal factor que está detrás de todas las formas de la materia. Cuando aprendemos a reconocer que detrás de todas las formas de la materia hay una fuerza de unión, de espiritualidad, sabremos que no hay diferencia entre materialismo y espiritualidad. Lo que tú llamas material, yo lo llamo espiritual.

Un hombre que separa lo material de lo espiritual puede llegar a engañarse. Hablando realmente, no hay separación entre lo material y lo espiritual. Solo hay una actitud y nuestra comprensión de lo que es la materia.

El propósito de la vida es encontrar la unidad

Al encontrar la unidad, la mente fragmentada consigue una unidad que solo puede producir felicidad. Cuando la mente de una persona se fragmenta, perdiendo toda focalización de propósito, la vida se queda sin propósito. ¿Qué haces cuando la vida no tiene propósito? Simplemente flotas a su través. No vives, solo existes. Todo existe, pero la existencia ha de ser avivada. Por eso ponemos vida en la existencia y, por consiguiente, avanzamos en el camino hacia la totalidad.

Debemos ir más allá de la ley de los opuestos o dualidad… placer y dolor, dulce y amargo…

Cuando comenzamos a ir más allá de esas leyes de los opuestos, encontramos el objetivo y la finalidad de toda existencia, el punto donde todo se vuelve simplemente uno. Cuando existe esa unidad, ¿Quién puede odiar a quién? ¿Cómo te puedo odiar cuando tú eres yo? Este es un breve vislumbre del propósito de la vida.

En la calma no solo encontramos nuestro ser individual, sino que encontramos nuestro ser universal. Porque la extensión de cada hombre es tan vasta como la extensión del universo entero. El universo entero está dentro de cada uno. Solo cuando la individualidad se funde en la universalidad, cruzamos la barrera del tiempo y nos volvemos ilimitados e intemporales.

No hay nada en la Tierra que te puede dar la felicidad: solo te puede dar placer temporal

Cualquier cosa que es plena no puede ser dual. La plenitud en sí misma es unidad.

Toda la existencia está compuesta de unidad y esa unidad se puede llamar Divinidad. Solo es una. Todas las diferencias que vemos son solo de nombre y de forma.

No hay adversidad en la vida, solo hay oportunidad

Lo que considerarnos adversidad puede que sea la lección que necesitamos aprender.

El acto de la observación depende de la comprensión del observador, porque lo que ves en el objeto es una creación de tu mente. ¿Lo ves como perfecto o imperfecto? Un hombre cojea por la carretera con una pierna y una muleta. ¿Es ese hombre imperfecto porque ha perdido una pierna en la guerra tratando de protegerte? No podemos considerarle imperfecto, olvidamos su cuerpo, le consideramos como un ser humano total.

¿Por qué no podemos hacer esto en cada aspecto de la vida?

Si a las ambiciones humanas y mundanas les infundimos la cualidad espiritual, se convierten en espirituales. Así es como alcanzamos el Reino de Dios que está en el interior

Si una persona habla de ”mí” y “mío” y de “tú” y “tuyo” es porque encuentra una separación entre “tú” y “yo”. Esto ocurre a un nivel muy relativo. Pero si nos desarrollamos espiritualmente, manejamos el asunto desde un nivel más profundo, más sutil y, en esa sutileza, el “tú” y el “yo” terminan. Se convierten en “nosotros”.

Tu mente, la mente individual, está interconectada con la mente universal, y la mente universal contiene la experiencia del universo entero.
Si la Divinidad está en todas partes, ¿hacia dónde se puede proyectar? Porque la Divinidad, para proyectarse, debe tener un lugar, algún sitio donde hacerlo, y por eso decimos que el proyector y la proyección son uno. Lo no manifestado y lo manifestado son uno y todo está dentro del campo de la consciencia pura. Por lo tanto, todo es consciencia pura.

Soy el dueño de mi destino porque puedo cambiarlo; sin embargo, el mayor logro llega cuando no hay separación entre el destino y yo. Yo soy el destino. Yo soy lo que soy.

Gurujaj Ananda Yogi

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