Tu escultura
Voy a presentar a continuación otra fantasía simbólica
Se ha encargado a un escultor que haga una escultura tuya.
La estatua está lista y tú pasas por el taller del escultor para echarla un vistazo antes de que aparezca en público. El escultor te da la llave del lugar donde se encuentra la estatua. Puedes, de esta manera, contemplarla sin que nadie te moleste y examinarla durante todo el tiempo que te apetezca.
Abres la puerta… El taller está oscuro… Allí, en medio, se levanta tu escultura, cubierta con una sábana… Te acercas hasta ella y retiras la sábana…
Te retiras unos pasos y la contemplas. ¿Cuál es tu primera impresión?… ¿Te sientes satisfecho o descontento?… Observa – todos los detalles de tu estatua… Su tamaño… los materiales con los que ha sido hecha… Da vueltas alrededor de ella… mírala desde diferentes ángulos…
Obsérvala desde lejos, acércate y mira los detalles… Toca la estatua… observa si es suave o tosca,… fría o caliente al tacto…
¿Cuál es la parte de la estatua que más te gusta?… ¿Cuál te desagrada…?
Di algo a la estatua… ¿Qué te responde?… ¿Qué le dices tú a continuación?… Continúa hablando mientras la estatua o tú tengáis algo que decir…
Ahora conviértete en estatua… ¿Te apetece ser tu estatua?.. ¿Qué tipo de existencia llevas como estatua?…
Imagina ahora que, mientras eres tu estatua, entra Jesús en el taller…
¿Qué ve en ti?.. ¿Qué sientes mientras él te mira?… ¿Qué te dice?… ¿Qué le respondes tú?.. Continúa el diálogo mientras Jesús o tú tengáis algo que decir… Después de un rato Jesús se marcha…
Ahora, vuelve a tu ser y mira de nuevo la estatua… ¿Se ha producido algún cambio en la estatua?.. ¿Ha cambiado algo en ti o en tus sentimientos…?
Ahora despídete de la estatua… un minuto y después abre los ojos.
Las fantasías o imaginaciones, al igual que los sueños, son instrumentos útiles para aprender sobre ti mismo ya que en ellas proyectas tu verdadero ser. Por esta razón, cuando compartes tus fantasías con alguien o con un grupo estás, probablemente, revelando algo más íntimo sobre ti mismo que si manifestases secretos profundos que guardas celosamente para ti solo.
Las fantasías no se limitan a proyectar lo que piensas de ti mismo. ¡De alguna manera misteriosa logran cambiarte! A veces sales de una fantasía dándote cuenta de que has cambiado… no sabes exactamente cómo ni por qué, pero el cambio se ha producido…
Es posible que en las fantasías que te he propuesto notes que ha cambiado tu relación con Dios, que se ha profundizado, aunque seas incapaz de explicar cómo o por qué.
No te des por satisfecho con vivir estas fantasías solamente una vez. Si quieres extraer toda la utilidad que encierran, debes repetidas con mucha frecuencia.
Por consiguiente, da alas a tu instinto creativo e inventa tus propias fantasías simbólicas.
Anthony de Mello
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