Temor al amor

Temor al amor

Siempre que te encuentres en un momento de total vitalidad, de repente también verás ahí a la muerte. Sucede en el amor. En el amor la vida alcanza su clímax; de ahí que la gente tema al amor.

Me siento asombrado continuamente por la gente que viene a mí diciéndome que teme al amor. ¿De dónde proviene este temor al amor? Se debe a que cuando realmente amas a alguien tu ego empieza a desaparecer y a fundirse. No puedes amar con el ego; el ego se convierte en la barrera. Y cuando quieres destruir la barrera, el ego te dice: “Esto se convertirá en una muerte, ¡cuidado!”.

La muerte del ego no es tu muerte

La muerte del ego no es tu muerte. En realidad es tu posibilidad de vida. El ego es simplemente una costra inerte que te envuelve. Tiene que ser hecha pedazos y tirada. Surge de forma natural, del mismo modo que cuando un transeúnte pasea, el polvo se deposita sobre sus ropas, sobre su cuerpo y ha de darse un baño para limpiarse de ese polvo.

Al moverse en el tiempo, el polvo de las experiencias, del conocimiento, de la vida vivida, del pasado, se acumula. Ese polvo se convierte en tu ego. Al acumularse, se convierte en una costra que ha de ser atravesada y tirada. Uno se ha de bañar continuamente, cada día –de hecho, a cada instante- de forma que esa

costra nunca se convierta en una prisión. El ego teme al amor porque en el amor la vida alcanza su culminación. Pero siempre que hay una culminación de la vida también hay una culminación de la muerte. Van de la mano.

En el amor mueres y renaces

En el amor mueres y renaces. Lo mismo sucede cuando meditas, rezas, o cuando acudes a un maestro y te entregas. El ego crea toda suerte de dificultades, de justificaciones, para evitar tu entrega. “Piénsatelo, medítalo, sé inteligente”. Cuando acudes a un maestro el ego sospecha, se llena de dudas, crea ansiedad porque de nuevo estás volviendo a la vida, estás volviendo a una llama donde la muerte va a estar viva como la vida.

Recuerda que muerte y vida se alimentan mutuamente; nunca están separadas. Si estás un poco, mínimamente, vivo, verás entonces en el mínimo a la vida y a la muerte como dos entes separados. Cuanto más te acerques a la cima, más se irán aproximando. En el ápice se encuentran y se funden en uno solo. En el amor, en la meditación, en la confianza, en la oración… siempre que la vida es total, la muerte está presente. Sin muerte, la vida no puede ser total.

Osho

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