Experiencia en la jungla
La luz algún día te abrirá,
aunque tu vida sea ahora una jaula…
Con certeza el amor hará que estalles
en una desatada y floreciente nueva galaxia.
HAFIZ
Avanzada ya la noche
Avanzada ya la noche, en medio de la oscuridad, yaciendo sobre una estera extendida sobre el suelo de la choza de bambú, la lluvia se derrama sobre la selva y los insectos entretejen un millón de sonidos y ritmos. Yaciendo allí, en la sosegada paz de la rendición que ha sobrevenido pocas horas antes. Sin saber ni importar en qué momento ni de qué modo acaecerá la muerte inevitable.
Hay un desgarramiento, un ardiente dolor físico en el pecho, como si la caja torácica estuviera abriéndose; al mismo tiempo, hay un cosquilleo en la coronilla y la sensación de que la cúspide de la cabeza se despega como cuando se extrae una gorra muy ajustada. Hay paz, consentimiento, ningún temor. Se siente como una inmensa erupción o explosión o expansión que el cuerpo no puede contener. De la coronilla surge una oleada, un torbellino hacia no sé donde, hacia el infinito; mientras que mi corazón se expande en mi pecho y fuera de él, hasta que llena primero la selva, luego el mundo, después la galaxia.
La expansión del corazón… Presencia
La oleada de la cúspide de la cabeza se percibe, pero la atención no la sigue. Lo que sí se atiende es la expansión del corazón, porque con la expansión del corazón se expande también el «yo». Y me descubro en lo que en mi ignorancia, carente de términos o categorías, denomino Presencia; expresándose como Brillo, como luz, pero más clara y brillante, más allá de la luz. Ni blanca ni dorada, solo Brillo absoluto. Brillantemente Vivo, radiantemente Siendo Todo Lo Que Es.
Y hay un darse cuenta, realmente jocoso, de que la Presencia ha sido permanentemente consciente de «David», y es «chistoso » que «David» haya despertado lo suficiente como para percibirlo. Y hay la profunda comprensión de que nada, absolutamente nada importa. Todo cuanto jamás pensé o experimenté, o cuanto jamás podría llegar a pensar o experimentar, no es nada, un sueño; no importaba nada en absoluto. Todo era verdaderamente muy gracioso. Reí y lloré alternativamente durante horas, toda la noche, bajo la lluvia.
Tres palabras acerca de esta Presencia
En esta parte de esa experiencia en la jungla sabía tres cosas acerca de esta Presencia, acerca de Todo Lo Que Es. Tres cosas y, posteriormente, una cuarta. Las tres palabras que usaba en ese entonces eran:
Primero, que la Presencia está Viva. No es una nube inanimada o un campo energético de algún tipo; ni siquiera es algo vivo; es pura Vida, Viveza, Existencia.
Segundo, que es inteligencia. Está alerta, despierta y Consciente; es Saber. No es algo que sabe; es el Saber mismo.
Tercero, que su naturaleza, su esencia, es puro, insondable, interminable, incondicional Amor, Compasión, belleza, vertiéndose. En esta Presencia me hallé en un estado de desbordante gratitud, bienaventuranza, insondable Paz, Amor.
Meses después leí tres palabras sánscritas que tradicionalmente se emplean juntas con el fin de intentar expresar esta brillante Presencia, este Todo Lo Que Es: Sat, Chit y Ananda.
Sat: Ser. No un ser algo, no un algo que es; sino simplemente puro Ser en sí mismo; Soy-dad. Soy el que Soy. Lo que yo denomino «Vivo».
Chit: Conciencia. No conciencia de algo, sino la simple y pura Conciencia misma; Darse Cuenta. Lo que yo denomino «Inteligencia», saber.
Ananda: Bienaventuranza, Paz, Vertiéndose.
Permanezco en esta Presencia durante horas
Experimenté intensamente lo que calificaría de un «procesamiento» durante el cual sentí que revivía toda mi vida, deteniéndome allí donde había cuestiones irresueltas o asuntos inacabados: temas de la niñez, de las relaciones afectivas, antiguos dolores, pérdidas, penas…, los cuales, en buena parte, había trabajado extensamente durante múltiples años de terapia. Todos ellos fueron intensamente revividos, re-experimentados, completados y soltados. Cuando concluía uno, surgía otro. Esa noche se llegó a la resolución definitiva y a la conclusión de muchas viejas heridas que nunca antes había podido sanar.
La Presencia que se experimentó esa noche por primera vez, nunca jamás ha dejado de experimentarse desde entonces. Esta vida se vive a la Luz de la Presencia, siempre: ahora no puede no ser sentida. Esta sensación de Presencia, esta consciencia de Sat Chit Ananda, que es Brillo, es omnipresente. Tan pronto pareció expandirse el corazón fuera del pecho hasta llenar la galaxia, se apercibió la Presencia, que es Todo Lo Que Existe, como un inmenso Brillo, como Luz más allá de la luz.
Mis ojos estaban cerrados cuando sucedió esto, y el Brillo era infinito
Cuando abrí los ojos la jungla estaba oscura, tan negra como solo puede estarlo la profunda selva, protegida como está de toda luz, incluso del resplandor de la Luna y las estrellas, por el denso dosel de gigantescos árboles. Una vez con los ojos abiertos, el Brillo retrocedió hasta el trasfondo, pero aún seguía ahí, absolutamente brillante detrás de mi cabeza, aunque permitiendo que los ojos vieran la oscuridad que había ante ellos. Cuando mis ojos se cerraban, era como si el Brillo me llenara el cráneo; o aun más, como si no hubiera cabeza, ni cabaña de bambú, ni jungla, ni Tierra, ni nada que pudiera contener este Brillo que, en sí mismo, todo lo contiene y todo lo es.
Durante los primeros días y semanas este fenómeno distraía la atención y resultaba un tanto desconcertante. Siempre que los ojos estaban cerrados, había mucho más brillo que con ellos abiertos, incluso durante el día. Poder dormir bañado en este Brillo requirió de algunos ajustes; solo hay oscuridad por la noche y con los ojos abiertos, e incluso entonces aún permanece la luz detrás. Y el Brillo no es luz inerte; es Sat Chit Ananda, viviendo, respirando, consciente, amor compasión bienaventuranza vertiéndose.
No he hablado con mucha gente acerca del Brillo
Si eso hubiera sido todo cuanto sucedió esa noche quizá podría hablarse más de él. Pero a la vista de lo que sucedió unas horas después, el Brillo es simplemente lo que es, nada más. Me ha sido sugerido, por parte de aquellos que saben de estas cosas, que tiene que ver con la liberación de la energía kundalini.
No sé gran cosa acerca de la kundalini; y aparte de haber leído solo lo suficiente como para confirmar que lo sucedido parece encajar con su descripción, la verdad es que no es una cuestión relevante. Todo esto -las oleadas de energía, Sat Chit Ananda, el Brillo, el procesamiento y la sanación de antiguas heridas- no fueron más que experiencias. Maravillosas y bellas, pero experiencias al fin y al cabo, y por tanto, cosas del sueño, experiencias soñadas por un personaje del sueño; en definitiva, parte de «todo eso» que no es.
Hay una profunda gratitud por esta experiencia, por el Brillo. Es un permanente recordatorio y un profundo consuelo. Ha hecho que resulte imposible para la mente/cuerpo David caer jamás en el error conceptual de separar el mundo de la experiencia mística y de Sat Chit Ananda del mundo del cuerpo y la mente y los sentidos y los objetos. El Brillo no se encuentra en otro ámbito, accesible solamente bajo ciertas condiciones; está aquí, siempre, explotando en esta cabeza, afectando al funcionamiento visual de este organismo. Es un bello y asombroso don; una vez más, no buscado, no ganado, inmerecido.
Pero todas estas cosas no son todavía más que asuntos del sueño, y nada tienen que ver con la Comprensión.
David Carse
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