«La mente es la precursora de todos los estados. Ella es su fundamento y todos ellos son creados por la mente. Si uno habla o actúa con una mente impura, entonces el sufrimiento le sigue del mismo modo que la rueda sigue a la pezuña del buey. Si uno habla o actúa con una mente pura, entonces la felicidad le sigue como una sombra que nunca le abandona».
De acuerdo con cómo se encuentra la mente, los acontecimientos resultan más gratos o ingratos y se pueden o no instrumentalizar para seguir aprendiendo y desarrollándose.
La mente siempre está con nosotros
Incluso en sueños siguen funcionando sus deseos y temores.
Es fuente de alegría y de tristeza, de fuerza y de debilidad, de amor y de odio.
Cuando en la mente hay ansiedad, zozobra y confusión, ni lo más deleitoso puede apreciarse; todo pierde su brillo, su energía, su vitalidad (…). La persona deprimida, víctima de una mente abatida y sin energía, no está capacitada para disfrutar de nada y en toda situación o lugar se siente mal.
Es esencial, por ello, cultivar, ordenar y ejercitar la mente
«La ejercitación de la mente consiste en poseer un espíritu alegre y tranquilo, suave, en cultivar el silencio, el dominio de uno mismo y la purificación de las pasiones».
El demonio de la mente, una vez despierto, causa sufrimiento. Para experimentar el infinito gozo, es preciso aquietarla enérgicamente.
Ramiro Calle
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