Cuatro pasos hacia el amor
Y el cuarto es no ser nadie
Cuando empiezas a creer que eres alguien, te detienes, el amor deja de fluir. El amor fluye solamente de alguien que no es nadie. El amor mora en la nada. Cuando estás vacío hay amor. Cuando estás lleno de ego el amor desaparece. Amor y ego no pueden existir juntos. El amor puede existir con Dios, pero no con el ego, porque amor y Dios son sinónimos. Amor y ego son imposibles de juntar. No seas pues, alguien. Ése es el significado de ser humilde, simple. Jesús dice: “Bienaventurados los humildes porque de ellos es el reino de Dios”.
Kabir dice:
“Del mismo modo que si ignoras el árbol
puede que nunca encuentres el bosque,
también puede que nunca lo encuentres en abstracciones”.
Un sutra tremendamente significativo, de gran valor, a modo de criterio. Escucha. Me he encontrado con gente que dice: “Amo a la humanidad”… y no han amado siquiera a un solo ser humano. La “humanidad” es una abstracción. ¿Cómo puedes amar a la humanidad? ¿Dímero? ¿Dónde encontrar a la humanidad? ¿Cómo puedes abrazar a la humanidad? ¿Cómo puedes besarla? No, eso son trucos de la mente. Siempre que te encuentras con alguien, te encuentras con un ser humano. La humanidad no existe; solamente existen seres humanos y más seres humanos.
El bosque no existe
La humanidad es una abstracción, una idea; solamente existe en la mente de los filósofos; en ninguna otra parte. Pero es una idea muy engañosa: puedes evitar a los seres humanos en nombre de la humanidad. Incluso puedes matar a seres humanos en nombre de la humanidad. Puedes decir: “Estoy sirviendo a la humanidad y tú te estás interponiendo. Te destruiré”.
“Del mismo modo que si ignoras el árbol
puede que nunca encuentres el bosque…”
El bosque no existe. “Bosque” es solamente una palabra. Lo que existe es el árbol. Árboles y árboles y más árboles. Ellos sí existen. Y si empiezas a buscar el bosque ignorando los árboles, nunca lo encontrarás. Puede que por esto mucha gente busque a Dios, pero sin encontrarle nunca. Buscan una abstracción. Dios es como el bosque. Puedes encontrar un árbol, una roca, un hombre, una mujer, un perro, una serpiente, una estrella…, pero no encontrarás a Dios en ninguna parte. Dios es el nombre de la totalidad. Existe en esas particularidades; no tiene otra existencia. Existe en la serpiente como serpiente, existe en el árbol como árbol, existe en la roca como roca, existe en el hombre como hombre.
Busca lo particular
Busca lo particular y olvídate de lo universal. Ésa es la verdadera diferencia entre la religión real y la falsa. La falsa religión se dedica a las abstracciones; la verdadera religión se dedica a lo particular. Ama al hombre, ama a la mujer, ama al niño, ama al animal ama al árbol, ama a las estrellas. No preguntes por Dios… y encontrarás a Dios.
Al amar a una mujer, al amar a un animal, al amar a un árbol, poco a poco te irás dando cuenta de que el árbol no es simplemente un árbol. El árbol trasciende en mucho al árbol mismo; va más allá. Al amar a una mujer te darás cuenta de que no es sólo el cuerpo, ni sólo la mente; tras ella se oculta algo que la trasciende. La mujer se convierte en una ventana, en una ventana que da a Dios. Tu propio hijo se convierte en una ventana hacia Dios.
Ama lo particular, lo concreto, lo real y te darás cuenta de lo que ha hecho la gente malvada en nombre de las abstracciones. Los cristianos pelean contra los musulmanes; los musulmanes luchan contra los hindúes… y cuando les preguntas: “¿Para qué?”, te contestan: “Por Dios”. El dios musulmán, el cristiano y el dios hindú son una abstracción. Sólo existe la “divinidad”. Y matas al hindú, y matas al musulmán, y matas al cristiano. Matas a dioses reales en nombre de falsas ideas; matas a personas reales en nombre de teorías.
Descubrir el centro
Has de descubrir el centro. El amor te convierte en una nada, el amor te hace despegar del suelo, el amor destruye tu ego por completo, lo aniquila, acaba contigo y te proporciona una nueva vida. Te conviertes en un bambú hueco… y su música empieza a fluir a través de ti. No lo obstaculices, porque no estás aquí para estorbarlo. Si “tú” eres, “tú” eres el obstáculo.
Osho
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