Abandonar el control

Abandonar el control

Suele pensarse que uno debe estar espiritualmente maduro para poder despertar, y a menudo me preguntan si existe algún signo de la madurez espiritual. Es cierto que la madurez espiritual es necesaria. Sin embargo, este tipo de madurez tiene poco que ver con la idea que la gente tiene de ella. No está relacionada con la cantidad de años que has dedicado a la práctica espiritual, ni con los años que puedas haber estado rezando, ni con cuánto tiempo has sido bueno.

Desde la perspectiva más básica, la madurez espiritual tiene que ver con tomar conciencia de que no se tiene el control. Esto, por supuesto, es una comprensión que te destroza, porque desde que tenías dos años has creído en la posibilidad de controlar, y has dedicado buena parte de tu atención y de tu energía a luchar por el control.

El deseo de controlar, la ilusión y la esperanza de tener el control…, todos ellos se basan en la creencia megalómana de que sabes cuál debería ser el resultado y cuándo debería producirse.

Obviamente, puedes controlar muchas cosas en mayor o menor medida, pero no hay nada que puedas controlar totalmente. Puedes controlar tus funciones corporales hasta cierto punto, así como tus circunstancias, pensamientos, emociones, posición e incluso tu propia supervivencia, pero nunca puedes tener un control completo.

Hay una inteligencia más profunda

Ni existe ni necesitas modelo alguno para poder soltar. No puedes practicar el soltar. Soltar tampoco es una especie de pasividad santurrona en la que nada te molesta. La mente es muy esquiva, ya que puede usar hasta el deseo de soltar como una táctica de control.

Abandonar el control supone una relajación profunda, un flotar en el mar. Puedes tomar conciencia de aquello a lo que te estás aferrando, y seguidamente soltar y dejar que el mar te sostenga. Puedes tomar conciencia de que toda la tensión y el aferrarse son innecesarios, y después relajarte y dejarte llevar.

Asimismo, puedes darte cuenta de toda la energía mental y emocional que dedicas a aferrarte a una historia concreta; y dejarla ir. Hay una inteligencia más profunda que la que usas para controlar, y está presente para ser reconocida en todas las vidas, en todos los momentos.

En este proceso pueden surgir distintas emociones, el miedo entre otras, porque soltar implica la posibilidad de caer, o de perder. ¡Sí! Has de estar dispuesto a perderlo todo. Soltar es como encontrarse con la muerte.

Descubrir aquello que no puede ser controlado

Encontrarse conscientemente con la muerte implica descubrir aquello que no puede ser controlado, aquello que es más grande que el mayor poder de control que pueda alcanzarse. Puedes sentir la bendición de rendirte a eso.

Si estás buscando una vida cómoda y segura, la libertad hacia la que apunto no es para ti. La invitación a aceptar el diamante de la vida no es una invitación a la seguridad y a la comodidad, sino a vivir la vida plena y completamente, lo cual nunca es seguro, y además suele resultar incómodo.

Tendemos a buscar la seguridad y la comodidad porque creemos que nos traerán felicidad y realización: «Si me siento suficientemente seguro, entonces podré relajarme». Pero lo que pretendo transmitirte es que puedes relajarte ahora mismo, a pesar de que no estás del todo seguro… y de que nunca lo estarás.

En esta comprensión hay más que seguridad para el cuerpo, la mente o las emociones, pues no es la seguridad de una forma particular de ser, en lo que a tu cuerpo o a los cuerpos de tus seres queridos se refiere, sino del hecho de Ser, que es eterno.

Gangaji

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