No es verdad que nuestro Yo y nuestros pensamientos sean lo mismo
Nos identificamos …
Nuestra rendición ante los pensamientos ha llegado al extremo de que confundimos su voz con nosotros mismos. Nos identificamos con ellos, permitimos que nos capten hasta el punto de unir a ellos nuestro sentido del yo y tejemos lo que pomposamente denominamos personalidad sobre un crisol de pensamientos que fluyen, refluyen, juzgan, prejuzgan, etiquetan y clasifican a su entero antojo.
… campan a sus anchas
Es ciertamente sorprendente, pues es obvio que los pensamientos campan a sus anchas. Pero, aún así, terminamos creyendo que nosotros somos nuestros pensamientos, identificándonos con ellos. De este modo, los pensamientos fabrican en nosotros un falso ego: el reiterado piloto automático, totalmente ficticio y de carácter puramente ilusorio, que afirmamos solemnemente como nuestro yo.
Otra gran mentira!
Pues bien, ésta es otra gran mentira, la segunda del listado. La realidad es que nuestro verdadero Yo nada tiene que ver con ese falso y pequeño yo ni con nuestros pensamientos. Los seres humanos tenemos un Yo profundo absolutamente ajeno a ese ego y a los pensamientos; y para el que éstos no son sino instrumentos para la acción en el mundo en el que vivimos.
Emilio Carrillo