No esperes que las cosas sean diferentes a cómo son.
No esperes que los demás sean diferentes a cómo son. De hecho, no esperes nada. Abraza lo que sucede tal como es. La aceptación es el pincel con el que pintar una vida serena, armoniosa y pacífica.
Acéptate tal como eres. Acepta a los demás tal como son. Acepta la vida tal como es. E incluso acepta que no te acepten.
Aceptar no quiere decir resignarse, ser indiferente o poner la otra mejilla. Más bien significa comprender la razón de ser que mueve a las personas y a la vida a ser como son en cada momento.
Quien aprende a aceptar, aprende a fluir. Y quien fluye… ¡Madre mía! No hay palabras para explicar lo que sucede entonces…
Quety Román