Silencio, barro y vida
I.- El predicador gozaba de unánime reconocimiento por su elocuencia, pero él confesaba a sus amigos que su elocuente discurso no producía, ni de lejos, el efecto que producían las…
I.- El predicador gozaba de unánime reconocimiento por su elocuencia, pero él confesaba a sus amigos que su elocuente discurso no producía, ni de lejos, el efecto que producían las…
I.- Un amigo le dijo a otro que estudiaba en la Universidad: «¿Para qué acudes al Maestro? ¿Va a ayudarte él a ganarte la vida?». «No, pero gracias a él…
I.- Cuando el Maestro era todavía un muchacho, tenía un compañero en la escuela que no dejaba de ensañarse con él. Posteriormente, ya viejo y arrepentido, aquel tipo había acudido…
El Gobernador dimitió de su elevado cargo y acudió al Maestro en busca de enseñanza. «¿Qué quieres que te enseñe?», le preguntó el Maestro. «La sabiduría». «Lo haría con mucho…
En cierta ocasión, hablando el Maestro del poder hipnótico de las palabras, alguien gritó desde el fondo de la sala: «¡No dices más que tonterías! Si yo digo 'Dios, Dios,…
I.- Rara vez era el Maestro tan elocuente como cuando prevenía contra el hechizo de las palabras: «¡Cuidado con las palabras!», solía decir. «En cuanto te descuidas, adquieren vida propia:…