No hay necesidad de luchar o de esforzarse o de llegar a ser algo: todos «nosotros» somos ya el Uno, el Sí Mismo, la Conciencia.
Lo que parece estar ocurriendo aquí, en esta aparente «realidad», no es real y no tiene efecto sobre quien Yo Soy, sobre el Sí Mismo, sobre la Conciencia.
La ola que emerge momentáneamente del océano nunca ha dejado de ser océano
Según la famosa analogía, la ola que emerge momentáneamente del océano nunca ha dejado de ser océano y acaba retornando al océano, y la naturaleza del océano ha permanecido inmutable. Nada ha sucedido. Las experiencias no son importantes; de hecho, nada es más importante que ninguna otra cosa, ya que no hay nada sucediendo aquí. Y si nada importa, entonces el apego al resultado de las acciones se desvanece gradualmente.
Y cuando miro a los «demás» me embarga una intimidad impactante y desnuda: veo al mismo Sí Mismo que Yo Soy expresándose bajo una apariencia distinta
«Regresa. Vuelve atrás». Cualquiera que sea el nivel en el que te encuentres, cualquiera que sea el lugar desde el cual piensas o experimentas, vuelve atrás desde ahí, descubre el lugar o el nivel anterior a ese, el previo a ese. Hay una invitación similar en la admonición: «Ve más allá».
En tanto que «tú» existas, y sin importar dónde estés o de dónde vengas, hay un nivel detrás, previo o más allá, y ese es el lugar donde anhelas estar. Todo lo demás es materia del sueño, sucesivas capas de enmascaramiento. Regresa, vuelve atrás, al Yo Soy que es previo a todo. Rumi:
A veces escuchas a través de la puerta una voz que te llama,
así como el pez fuera del agua escucha la ola «regresar».
Este retorno a lo que
más profundamente amas
es lo que te salva.
David Carse
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