Es frecuente sentir el esfuerzo como algo provocativo o coercitivo. En la denominada «era cibernética», se llega a suponer que siempre hay alguien que puede hacer el esfuerzo por nosotros. Pero nadie puede conocerse, mejorarse y liberarse por nosotros. No hay dinero que pueda pagarlo, al menos hoy por hoy.
Necesario
El esfuerzo es necesario para cualquier ejercitación; la disciplina es inevitable hasta para cultivar una planta. Esfuerzo y disciplina deben asumirse libre y conscientemente. El esfuerzo es energía canalizada hacia un logro que exige una ejercitación. Aprendemos a caminar y a hablar; luego aprenderemos a conocemos.
Sin esfuerzo no hay avance interior; sin él nadie puede poner en marcha todos sus recursos internos y mejorar su mente y sus emociones. Cierto es que cuanto más firme sea la motivación, más fácilmente devendrá el esfuerzo y más se prosperará en la disciplina llevada a cabo. También se debe hacer un esfuerzo para ir ganando el sosiego interno: hay muchas actitudes y enfoques que cambiar, rasgos mentales y psíquicos que modificar, conductas que desmantelar y otras que estimular.
Se requiere un esfuerzo notable para mutar los modelos de conducta mental que engendran desdicha.
Cambiar los hábitos…
Cuatro esfuerzos conducen al equilibrio de la mente y el sosiego del espíritu. Se conocen como el esfuerzo por impedir, el esfuerzo por alejar, el esfuerzo por cultivar y el esfuerzo por fomentar. Son de una extraordinaria eficacia y deben aplicarse con tesón y asiduidad, para así cambiar los hábitos negativos de la mente y promover los positivos.
Impedir: consiste en esforzamos por impedir que se produzcan en la mente estados insanos y perniciosos (odio, avidez, rencor, celos, envidia y tantos otros) que no se habían originado previamente, para lo cual es preciso desplegar energía e inquebrantable firmeza.
Alejar: es el que se desarrolla para ahuyentar los estados insanos y perniciosos ya surgidos, poniendo especial empeño en desalojados de la mente.
Cultivar: es el que se despliega para generar en la mente estados provechosos y beneficiosos que antes no habían brotado en la misma, tales como generosidad, amor, compasión, benevolencia, sosiego, contento, ecuanimidad y otros, muchos de ellos importantísimos factores de liberación mental y autorrealización.
Fomentar: es el que se lleva a cabo para afirmar e intensificar los estados sanos y beneficiosos que ya están en la mente, desarrollándolos tanto como se pueda.
Urge un cambio de mentalidad en el ser humano pero nadie puede realizarlo por otro y nadie puede obtenerlo sin esfuerzo y disciplina. El método, cualquiera que sea, es realmente imprescindible.
Sólo a través del esfuerzo se va consiguiendo el denominado «esfuerzo sin esfuerzo» o «esfuerzo natural», del mismo modo, como nos dicen los sabios chinos, que por «lo intencionado se llega a lo inintencionado». Y en este punto podemos volver a preguntamos:
¿Puede uno ejercitarse para conseguir paz interior?
¿Se puede conquistar la serenidad a través del esfuerzo bien aplicado?
Efectivamente, es una disciplina, y con el esfuerzo sabiamente aplicado iremos logrando:
– Obtener la visión correcta, que nos permitirá conceder importancia y prioridad a lo que la tiene y no a lo vano, trivial o insustancial.
– Modificar los modelos de conducta mental que producen desdicha y desasosiego.
– Mejorar las relaciones con nosotros mismos y con los demás, evitando conflictos dolorosos y desgarradores.
– Seguir un método o disciplina para el mejoramiento interior.
– Ir superando las emociones insanas y fomentando las laudables y provechosas.
– Aprender a enfocar la mente en la realidad presente, liberándola de las cadenas del pasado y del futuro.
– Dominar o por lo menos aprender a frenar el pensamiento neurótico y que tanta angustia es capaz de provocar.
– Purificar el subconsciente y reorganizar la psiquis en un estadio de armonía.
Siempre es conveniente relacionamos con personas bondadosas y amables, entrar en contacto tanto como podamos con la naturaleza, cultivar lecturas que nos inspiren e inviten al sosiego interior y practicar asiduamente la meditación para poder descubrir nuestra dimensión interior y sustraemos a las influencias nocivas del entorno.
Ramiro Calle