El Sistema Familiar

El Sistema Familiar

La familia es un sistema organizado de manera estable, compuesto por personas que conforman una unidad funcional regida por normas y por una historia propia e irrepetible en constante evolución.

Las familias se fortalecen y crecen gracias a la relación de sus miembros entre sí y a la interrelación con otros sistemas diferentes a ella como el académico, laboral, social, etc. que le proveen información y retroalimentación.

Según Luis Cibanal: “La familia como sistema, opera a través de pautas que al repetirse establecen la manera, el cuándo, el cómo y con quién relacionarse, con el fin de preservar su integridad tanto tiempo cuanto más le sea posible”.

Preservar la integridad y la unidad familiar requiere que el sistema ejerza cierto control sobre los que a él pertenecen, permitiéndoles que se movilicen dentro de un rango o radio de acción que no amenace la estructura existente, sus creencias, normas, leyes, maneras de ser cuyo conjunto es lo que le da identidad a cada familia y la diferencia de las demás.

El Sistema Familiar se comporta de la misma manera que cualquier otro sistema

Es fácil observar cómo el Sistema Familiar se comporta de la misma manera que cualquier otro sistema auto regulándose y auto equilibrándose, y cómo las pautas de comportamiento y las normas de conducta al interior de cada familia se constituyen en la herramienta de primer orden que consolida, tonifica y fortalece la estructura que sostiene el andamiaje en el que se desarrolla la vida familiar.

Si comparamos esta estructura familiar con las nuevas estructuras arquitectónicas que soportan las modernas edificaciones, podemos decir que ambas guardan en su interior cierto nivel de flexibilidad y tolerancia a los vaivenes del entorno, lo que les permite ajustarse y adecuarse (autorregularse) a nuevas circunstancias sin que se derrumben.

Sin embargo, cuando en las familias alguno de sus integrantes sobrepasa los niveles de tolerancia interiormente establecidos, el sistema familiar se resiente y pone de manifiesto la necesidad de desarrollar estrategias para restituir el orden, conservar la armonía y fortalecer de nuevo la estructura.

A esta búsqueda del equilibrio dentro del sistema familiar es que alude Hellinger en toda su teoría sobre “Los Órdenes del Amor”, y es a la que Luis Cibanal se refiere cuando dice: que “toda desviación del umbral de tolerancia del sistema, genera mecanismos homeostáticos que restablecen el nivel habitual, por medio de requerimientos de lealtad familiar y maniobras de culpabilidad, así la familia se transforma, adapta y reestructura para seguir funcionando y respondiendo a nuevas circunstancias sin perder la continuidad”.

El mecanismo lealtad-culpabilidad se encuentra presente en todos los sistemas humanos y actúa como factor equilibrante y catalizante de situaciones que puedan amenazar o afectar la estabilidad del sistema.

Las pautas, normas o mandatos del sistema familiar no necesariamente tienen que ser verbalizadas, no hay que poner de manifiesto expresamente cuáles son, pues ellas se encuentran implícitas en el campo de información del sistema, los integrantes de la familia ya las tienen interiorizadas y saben qué es lo que se puede hacer y qué no.

Muchas de ellas ya vienen escritas en el ADN de cada quien y otras se incorporan con la convivencia y el accionar del día a día familiar.

El sistema familiar desempeña sus funciones a través de subsistemas o subdivisiones que definen la manera como se reorganiza la familia.

En cada subsistema de los que forma parte, el individuo desempeña un rol diferente y a diferente nivel.

Los subsistemas familiares más conocidos son:

• El “subsistema conyugal” (matrimonio), que se instituye cuando dos adultos de sexo diferente se unen con la intención expresa de constituir una familia compartiendo intereses, metas y objetivos. Cada uno deberá ceder parte de su individualidad para la construcción de este proyecto de vida sobre bases sólidas cimentadas en el sentido de pertenencia y el equilibrio de la relación.

• El “subsistema parental” (padres), que se constituye al nacer el primer hijo. Requiere que padres e hijos acepten que el uso diferenciado de autoridad es un ingrediente necesario para la formación social de los niños, quienes necesitan aprender cómo autorregularse y relacionarse en situaciones de poder desigual como la que se da entre padres e hijos, o entre jefes y subalternos.

• El “subsistema fraterno o filial” (hermanos), que es la plataforma en la que los niños experimentan relaciones con sus iguales y en la que aprenden a negociar, cooperar y competir.

• También existe el suprasistema, que engloba los sistemas con los que la familia mantiene contacto. Incluye la familia de origen, el colegio, el trabajo, los amigos, las asociaciones de todo tipo, los antepasados, etc. Es el todo que contiene. Las informaciones que allí se originan, enriquecen el sistema familiar y contribuyen a su crecimiento.

Los límites dentro del sistema familiar

Los límites son acuerdos que se establecen de manera implícita o explícita y que condicionan los comportamientos. En toda organización existen “límites”, y dentro de un sistema constituyen las reglas que definen quiénes y de qué manera participan. Su función consiste en proteger y preservar todo aquello que amenace la diferenciación de roles dentro del sistema y las características particulares de ellos, así cada uno conoce cuál es su lugar, el papel que desempeña y la manera como lo hace.

Con los siguientes ejemplos Luis Cibanal nos ilustra cómo operan los límites y el rol de cada quien:

“Cuando la madre le dice a su hijo mayor: «No eres ni el padre, ni la madre de tu hermano; si él hace algo indebido me informas y yo lo reprenderé, pero no le vuelvas a gritar», el límite del subsistema parental queda definido de forma clara: es la madre la que va a ejercer la función ejecutiva: «yo lo reprenderé».

“Si el subsistema parental incluye un hijo en «rol parental», o sea haciendo las veces de uno de los padres, el límite será definido por uno de ellos, por ejemplo, al decirle al hijo: «Hasta que yo vuelva, Ana se ocupa de todo»”. Este rol parental delegado debe cumplir con una premisa fundamental que es “la temporalidad”, con el fin de que el hijo elegido para tal fin no se identifique con ese rol de autoridad frente a sus hermanos.

La manera como se determinan los límites en un sistema familiar brinda información de cómo se relacionan sus miembros entre sí. Para favorecer el funcionamiento familiar adecuado, los límites de los sistemas deberían ser:

• Claros. La claridad da seguridad y sentido de pertenencia a todos sus integrantes. Los límites claros se constituyen en un parámetro útil para la evaluación de su funcionamiento, lo que permite hacer los ajustes requeridos en el momento oportuno y facilita que cada quien se ubique en su lugar y actue en consonancia con él.

• Precisos. Condición que permite el desarrollo de las funciones sin malos entendidos o interferencias. Si no se cumple con ello el sistema se ve abocado a confusión e inseguridad, y sus integrantes corren el riesgo de ver amenazados los cimientos de su autonomía, precisamente porque los mensajes que se reciben al interior del sistema son difusos.

• En su justa medida, para que permitan el contacto y la relación normal, armónica y espontánea entre ellos y otros sistemas o subsistemas. La rigidez en los límites lleva a la automatización y pérdida del sentido de pertenencia.

Los límites contribuyen a la autorregulación del sistema y a la conservación de los acuerdos, normas y principios dentro del mismo. “Las familias carentes de reglas y estructuras estables facilitan emocionalmente el abandono, malos tratos, abusos sexuales y se constituyen en terreno abonado para las psicopatías y múltiples problemas” (Juan Max Gonzáles Gallegos).

Carmen Cecilia Vargas Sierra & Mónica Giraldo Paérez. Constelaciones Familiares. Fundamentación sistémica de Bert Hellinger

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