El buscador y el camino
Cuando una persona es un verdadero buscador, el ambiente necesario para su crecimiento viene a él; todas las circunstancias lo llevan a él. Para conocerte a ti mismo, tienes la libertad de usar cualquier cosa que se te ofrezca en tus circunstancias y aprender de ella. Esto es muy importante.
En la vida siempre hay un propósito. Cualquier persona que niegue que lo hay, se moverá como barca sin timón. El propósito de la vida, o la consecución de cualquier valor superior en ella, se obtiene por medio de la concentración focalizada.
No persigáis la iluminación. Cuanto más la persigáis y tratéis de ir hacia ella, más la alejaréis. Hay señales en el camino espiritual que nos dirán hasta dónde hemos llegado. En la vida cotidiana, el estado de nuestro desarrollo espiritual se muestra en la forma en que nos enfrentamos a nuestros problemas. Cuando podemos transformar lo que antes era infelicidad en felicidad, hay un verdadero signo de desarrollo espiritual.
¡Estad alerta! Las señales están ahí, pero no es necesario verlas o conocerlas.
Tú todavía estás en el camino, un camino sin camino. Se trata solo de limpiar toda la suciedad que se ha juntado a tu alrededor; es como bañarse. Una vez que te has lavado la suciedad, estás limpio, puro y desnudo como un niño inocente… sin gimoteos ni caprichos. Muy raramente aquellos que tienen conocimiento y están orgullosos de ello alcanzan el Reino de los Cielos.
Voluntad divina y voluntad individual
El libre albedrío es una criatura muy extraña. Al mismo tiempo que es el mayor regalo que la Divinidad ha dado a la humanidad para su propio progreso y su utilización, puede conllevar un gran sufrimiento. Pero este mayor sufrimiento puede ser más evolutivo para ti. Puede que aprendas más de este sufrimiento, porque detrás del libre albedrío está la Voluntad Divina que guía el destino del individuo.
Se te ha dado el regalo del libre albedrío, no lo uses de mala manera. Se te ha dado la lámpara para iluminar el camino al hogar, pero no uses la lámpara para prender fuego al bosque.
Solo nosotros tenemos la culpa de utilizar mal nuestra voluntad libre. En nosotros tenemos el mecanismo y el poder de unir nuestra voluntad con la Voluntad Divina y movernos con la corriente de la naturaleza, no contra ella. La ley de la naturaleza está siempre presente para apoyarnos y ayudarnos. La naturaleza nunca está contra el hombre, porque el hombre es un producto de la naturaleza. Al tener una voluntad libre, a veces vamos contra la naturaleza y es ahí donde comienza el problema.
El mal uso del libre albedrío produce fricción, y la fricción es sufrimiento. A pesar de ello, ese mismo sufrimiento puede llevarte a la comprensión. Pero si tienes la elección, ¿por qué no elegir el camino más fácil? Porque todos y cada uno, consciente o inconscientemente, tienen que volver al hogar como hizo el hijo pródigo. Todos y cada uno de nosotros volvemos para fundirnos en esa luz de la que hemos venido.
No necesitas tirar todo e irte a una cueva para vivir la Voluntad Divina. Ten cosas materiales, pero que no sea por avaricia, o por una necesidad que engendre un mayor sentimiento del ego, un mayor auto-engrandecimiento. Haz todo lo que puedas, incluso en las ambiciones materiales, de forma que otros puedan beneficiarse.
La vida puede convertirse en ofrenda, una ofrenda a la Divinidad ¿Para qué estamos aquí? Estamos para glorificar a la Divinidad, y la expresión de la Divinidad no es otra cosa que su gloria. Debemos utilizar ese privilegio con el libre albedrío que se nos ha dado.
El cuerpo, como una bella flauta, es solo una caña hueca, un trozo de madera. Necesitamos desarrollar la actitud de que la Divinidad reside en todo, y que no es nuestra voluntad, sino la SUYA la que cuenta. Entonces la música que fluye a través de la caña hueca se hace placentera, no solo para ti, sino para los que están a tu alrededor. Ese es el propósito de la vida.
Entregar el libre albedrío a la Voluntad divina es como arrojar un kilo de sal al mar, donde se disuelve y no se puede recuperar. Permites que funcione el mar, no la sal.
Al sacrificar el sentido de individualidad el individuo se funde con la vida Divina.
Debido a su naturaleza, las pequeñas voluntades se unen para hacerse una con la gran voluntad de la Divinidad. Es algo inherente a la voluntad de todos, porque estamos sujetos a la ley de la evolución. Lo que hace la evolución es llevarte de la calma a la calma. Vienes del hogar y tienes que volver al hogar, pero la noche puede ser oscura y quizás haga falta una linterna para alumbrar tu camino ¿Veis cómo la voluntad de uno puede armonizarse con la Voluntad Divina? No por medio del simple deseo, sino apuntando hacia ese objetivo. Así es como nuestras pequeñas voluntades se unen a la voluntad divina.
Cuando una pequeña corriente llega al mar, ¡qué gran felicidad siente en él! Está más allá de los confines de las orillas que comprimen la amplitud de su expansión. Esto es similar a la unión del libre albedrío con la Voluntad Divina.
Yo soy el dueño de mi destino, soy el destino.
El amor es la esencia de nuestro ser. No hay que crearlo, sino meramente descubrirlo.
Nuestros corazones están llenos de amor, pero hemos construido paredes a su alrededor. Si podemos quitar esas paredes…y combinar todo lo que el corazón puede expresar y todo lo que la mente puede conocer, entonces fundiremos verdaderamente nuestra voluntad con la Voluntad Divina y fluiremos con la naturaleza en vez de contra ella.
Gururaj Ananda Yogi