I. –
Acostúmbrate a hablar sólo de las cosas que están funcionando en tu vida.
Acostúmbrate a comentar que la vida es bella y a observar los detalles que la hacen bella.
Acostúmbrate a tener muchas razones para sentirte bien.
Acostúmbrate a ver lo que te gusta de otras personas.
Acostúmbrate a pensar que lo mejor está por llegar.
Acostúmbrate a armonizar las conversaciones internas sabiendo que tú eres el creador de tu realidad.
Acostúmbrate a ser positivo.
Acostúmbrate a tener la intención para que las personas que entren en contacto contigo siempre evolucionen o que permanezcan donde estaban pero que nunca nadie retroceda jamás a raíz de haberte conocido.
Acostúmbrate a disfrutar la compañía de cada persona y valorar su aporte a tu existencia.
Acostúmbrate a vivir y dejar vivir a los demás en paz y armonía.
Acostúmbrate a respetar las diferencias.
Acostúmbrate a dejar amor en otras vidas.
Acostúmbrate a valorar te, admirar te, amarte…
Recuerda que eres magnífico, espléndido, mágico…
Acostúmbrate a serte fiel a ti mismo.
Y sobre todo:
¡Acostúmbrate a celebrar tus logros!