Aceptar: no hay adversidad en la vida

Aceptar

No hay adversidad en la vida ¡Solo hay oportunidades! Aquello que consideramos adversidad puede que sea la lección que necesitamos aprender.

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Cada persona es una entidad única, una totalidad en sí misma; cada una tiene que aceptar la responsabilidad de sí mismo y sus debilidades. El día que se acepta esto, comienza el progreso.

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Las personas no se aceptan por lo que son: esta es la raíz de todos los problemas y de todo el sufrimiento superficial que atraviesa la gente. Una vez que aprenden a aceptarse a sí mismos, a alcanzar las capas más profundas de la mente, todas las cosas que suceden en el nivel relativo consciente se aceptan de forma automática.

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Solo cuando aceptamos el principio “yo he condicionado mi mente y me he hecho dependiente de ese condicionamiento” haremos algo al respecto, solo entonces dejaremos de anquilosarnos. Tenemos que “desacondicionar” lo condicionado.

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El ser humano debe darse cuenta de que cualesquiera que sean las circunstancias en que esté colocado, estas son el resultado de sus propias acciones.

El progreso puede comenzar desde la fe o desde la duda

Al aceptar las acciones de otro estás entregando tu yo a ti mismo, no al otro ¿Quiénes somos nosotros para exigir: “yo necesito esto” o “yo necesito aquello”? Mucho mejor: “Señor, Tú conoces mis necesidades y sé que las satisfarás. Creo que tienes tus razones para hacer esto, quizás estás tratando de enseñarme algo ¿Quién soy yo para enseñarte y exigirte? ¿Soy capaz de mandarte? Mejor mándame Tú a mí No mí voluntad sino la Tuya”.

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Cuando te esfuerzas por cambiar eso que está cambiando siempre, produces conflictos y esos conflictos te atan más y más.

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La persona más cualificada para aceptar lo que dice el profesor es aquella que tiene devoción en su corazón. Cuando hay devoción, hay aceptación. Si uno carece de devoción, entonces la evaluación no vendrá del corazón, vendrá de la mente. Pero no se pierde la esperanza porque nuestras prácticas están diseñadas para expandir el corazón.

Con la apreciación y la expansión de la mente se da la expansión del corazón de forma natural, entonces desarrollamos las cualidades de aceptación, creencia y fe.

Ahora bien, nosotros no decimos que tengas fe ciega, eso es lo que enseñan algunas religiones. Nosotros somos buscadores de la verdad, buscadores de la esencia de la verdad y por lo tanto, utilizamos nuestras facultades intelectuales. Evaluamos la verdad hasta el punto en que podemos comprenderla. Si se presenta una proposición, puede que muchas mentes no la comprendan porque no han alcanzado el nivel de comprensión, y no hay nada de malo en esto. Todos deben trabajar dentro de su propia capacidad.

Somos responsables de todo lo que nos ha sucedido

Somos responsables de todo lo que nos ha sucedido. Este principio debe ser aceptado, no solo como un concepto mental, sino sentirlo realmente en la profundidad de nuestro interior. “Lo que me ha sucedido es debido a mí y no debido a ti”. Habiéndome responsabilizado y una vez aceptado este hecho, entonces hacemos la segunda pregunta importante: ¿Qué voy a hacer al respecto? Y cuando hago esta pregunta, en la tranquilidad de mi mente el poder de la Gracia se activa y viene la respuesta

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Podemos pensar, podemos aceptar, podemos rechazar. De esto se trata el progreso. Si rechazas cierto pensamiento, yo no diré: “No rechacéis”, sino “Si rechazas, rechaza hasta que alcances el estadio de aceptar”. Es igual que dos personas moviéndose en direcciones opuestas alrededor de este globo, tarde o temprano se encontrarán cara a cara en el otro lado.

Hubo tiempos en el pasado, por ejemplo hace dos mil años, en los que el Maestro espiritual tenía que tratar con los campesinos, porque el Sanedrín o el clero ilustrado no le habrían escuchado. Se veía obligado a hablar a los campesinos, y no podían entrar en discusiones filosóficas con esas gentes incultas que no podían comprender verdades de tipo filosófico. Por lo tanto, dijo: “Creed, creed en el Padre que está en los Cielos”, ¿Por qué dijo “Creed”? Porque las personas eran sencillas, poco cultivadas, incapaces de comprender lo que las sofisticadas mentes de hoy en día pueden entender, por eso enseñó Bhakti Yoga. Bhakti Yoga es desarrollar la fe hasta que esa fe se hace realidad. Y esto es verdad, podéis probarlo en vuestra vida diaria: si creéis en algo con suficiente fuerza, se hace realidad, siempre.

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Nunca destruyáis la fe de nadie

Nunca destruyáis la fe de nadie. Si tenéis fe en un cierto ideal y vuestra fe es sincera, yo os estimularía en esa fe. Si creéis en Jesús, yo no os diría: “Eso es equivocado, debéis creer en Krishna”. Eso sería un terrible crimen perpetrado contra la humanidad. No destruyáis nunca la fe de nadie, hagáis lo que hagáis. Si una persona tiene una creencia determinada, recordad que es así porque esa persona solo es capaz de esa creencia en ese momento.

Cuando destruyes la fe y la creencia de alguien, le estas imponiendo tus pequeñas creencias personales; destruyendo las creencias de una persona estás poniendo la mente de esa persona en un molde particular, y ese molde es tu molde, creado según tu mente, y no según el molde Divino.

Gururaj Ananda Yogi

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