ÁMALA
Un joven fue a visitar a un sabio consejero y le contó sobre las dudas que tenía acerca de sus sentimientos por su familia.
El sabio lo escuchó, lo miró a los ojos y le dijo sólo una cosa:
– Ámala.
¡Y luego se calló!
El muchacho dijo:
– Pero, todavía tengo las dudas …
– ¡Ámala, le dijo de nuevo el sabio!
Ante el desconsuelo del joven, después de un breve silencio, le dijo lo siguiente:
– ¡Mi hijo, amar es una decisión, no un sentimiento!
Amar es dedicación y entrega. ¡Amar es un verbo y el fruto de esa acción es el amor!
¡El amor es un ejercicio de jardinería!
Arranca lo que hace mal, prepara el terreno, siembra, se paciente, riega y cuida.
Has de estar preparado porque habrá plagas, sequías o exceso de lluvias, pero no por eso abandones tu jardín.
Ama, es decir, acepta, valora, respeta, da afecto, ternura, admira y comprende.
¡Simplemente Ama!!!
¿Sabes por qué?
Porque la inteligencia, sin amor, te hace perverso.
La justicia, sin amor, te hace implacable.
La diplomacia, sin amor, te hace hipócrita.
El éxito, sin amor, te hace arrogante.
La riqueza, sin amor, te hace avaricioso.
La docilidad, sin amor, te hace servil.
La pobreza, sin amor, te hace orgulloso.
La belleza, sin amor, te hace ridículo.
La autoridad, sin amor, te hace tirano.
El trabajo, sin amor, te hace esclavo.
La simplicidad, sin amor, te desprecia.
La política, sin amor, te hace egoísta.
Y la vida, sin amor, no tiene sentido.
Por eso ama, ama, ama.