Uno de los grandes impedimentos para hallar la comprensión real y la serenidad son los enfoques incorrectos, que distorsionan los hechos e inducen a actitudes y procederes inoportunos. Es como si no operasen correctamente los «conectores» de la mente y entonces nos informasen de una manera equivocada, con lo que la visión se estrecha y la información obtenida no es certera.
A menudo nos falla el discernimiento
Y nuestro entendimiento, al no resultar lúcido, nos impide decidir con sabiduría, distinguir con precisión y adoptar el adecuado proceder.
Muchas veces el empañamiento de la visión deriva de una falta de atención y ecuanimidad, o de un desmesurado egocentrismo, de tendencias muy marcadas al apego o al odio, emociones negativas, códigos y esquemas u otros factores.
El esclarecimiento de la visión es uno de los logros que debemos proponemos y para ello hay que trabajar necesariamente con el discernimiento para ir recuperando la sabiduría discriminativa.
La visión oscurecida provoca innecesarias querellas, discordia, opiniones equivocadas, dogmatismos, fanatismo y dolor.
Los antídotos para la visión perturbada y demasiado coloreada por el egocentrismo y las opiniones son:
– La ejercitación del entendimiento.
– La comprensión intelectiva.
– La duda constructiva.
– La investigación rigurosa.
– La apreciación de otros puntos de vista.
– El saludable dominio del pensamiento.
Y, por supuesto, la meditación como disciplina.
Ramiro Calle
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