¿Jugó algún papel el sufrimiento para impulsarle en su camino?
Depende de cómo entiendas el sufrimiento. El sufrimiento como idea, como concepto, nunca puede proporcionarte el conocimiento de ti mismo. Pero la percepción directa del sufrimiento, como la percepción directa de todo objeto, es un indicador de tu Sí mismo.
Lo que fue importante para mí fueron aquellos momentos en que miré hacia mí mismo y encontré una ausencia de realización; esto puso en acción un proceso de investigación más profunda.
En cierto sentido, cuando realmente sientes esta carencia sin conceptualizarla, hay un sufrimiento intenso, pero no es un sufrimiento semejante al que pueda ser motivado por un robo, la pérdida de empleo, la ruptura del matrimonio, una muerte o cualquier otra circunstancia de este tipo. Desde luego, estas dificultades te privan de una cierta clase de complacencia y alteran tu habitual modo de vida. Te llevan a interrogar, a investigar, a explorar, a cuestionar, el propio sufrimiento.
Haz del sufrimiento un objeto
Haz del sufrimiento un objeto. En el completo abandono a la percepción, aparece la luz. Debes comprender que por «abandono» no quiero decir una aceptación fatalista ni ninguna clase de sacrificio psicológico.
El abandono real consiste en dejar marchar todas las ideas y permitir que la percepción —en este caso el sufrimiento— venga a ti en tu apertura. Verás que eso no es un «cambiar de sitio» como sucede en la aceptación psicológica, donde la energía fijada como sufrimiento es meramente desplazada hacia otra área, sino que viene a florecer desde el interior de la plenitud de tu atención.
La sentirás como energía libre, energía que estaba anteriormente cristalizada. Así pues, el abandono no es un estado pasivo. Es tanto pasivo como activo, pasivo en el sentido de «dejar ir», como con el «hombre pobre» de Meister Eckhart, y activo en cuanto que es una alerta constante.
Jean Klein
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