sLas virtudes cardinales
Los filósofos antiguos decían que cuatro virtudes son «cardinales». Son el punto o elemento a cuyo alrededor oscila toda conducta. La palabra cardinal procede del latín cardo, que significa «gozne, bisagra».
También se las llama «virtudes naturales», es decir, virtudes reconocibles por nuestra razón. A diferencia de ellas, las virtudes sobrenaturales o teológicas de la fe, esperanza y caridad, requieren un «aprendizaje divino» o, por así decir, la inspiración del Yo Superior, para su reconocimiento y su práctica.
Las cuatro virtudes cardinales son éstas: Fortaleza, templanza, prudencia y justicia. Tienen un número de correspondencias notables, algunas muy conocidas, otras no tanto.
Las virtudes cardinales en las Cartas del Tarot
En las cartas del Tarot las virtudes corresponden a los cuatro palos de los Triunfos Menores, y a cuatro cartas especiales de los Triunfos Mayores.
La Fortaleza corresponde al palo de los corazones y a la carta llamada Fuerza (fortaleza significa simplemente «fuerza»). Esta carta muestra una figura femenina sosteniendo la boca de un león al cual controla de este modo.
La Templanza corresponde al palo de copas, (la carta del Tarot también llamada Templanza), que representa una figura angélica con un pie en una corriente de agua y el otro en tierra firme. El ángel vierte agua de una copa a otra, midiendo una cantidad adecuada.
La Prudencia corresponde al palo de bastos o estacas y a una carta a veces llamada el Ermitaño. Muestra una figura encapuchada apoyada en una estaca y sosteniendo en lo alto un farol, gracias al cual encuentra su camino en la oscuridad, igual que nosotros necesitamos la luz de la prudencia, y el sano juicio en los asuntos prácticos, para poder ver a través de la oscuridad de este mundo.
La Justicia corresponde al palo de las espadas y a la carta también llamada Justicia, que representa a una mujer sentada, con los ojos vendados y sosteniendo una espada y una balanza. Con la espada separa lo verdadero de lo falso, y con la balanza mide la justicia.
Las virtudes cardinales en los cuatro elementos
Las virtudes cardinales también corresponden a los cuatro elementos y a los cuatro mundos de la evolución humana.
La Fortaleza es el elemento tierra y el mundo físico. El más inferior de los elementos y planos. Es el más denso, el «más fuerte», y requiere la máxima fortaleza en nosotros, para conquistar la animalidad salvaje del cuerpo, “el león hambriento de la condición física”.
La Templanza es el elemento agua y el mundo emocional. La figura de la carta de Tarot se encuentra, en parte, dentro de la corriente de agua y saca una medida de agua, como también nosotros necesitamos la templanza para moderar los altibajos emocionales que, de otro modo, pueden desbordarse y ahogarnos.
La Prudencia, o sabiduría en acción, es el elemento fuego y el mundo mental. El Ermitaño de la carta del Tarot sostiene en lo alto una lámpara encendida, que representa el fuego de la mente o la luz del intelecto.
La Justicia, la que no ve y no es vista, está asignada al Norte y a los pies, es una virtud «pedestal».
El Mago de Oz
Hay otras series de correspondencias más recientes y menos esotéricas, pero probablemente incluso menos conocidas.
Las virtudes cardinales se corresponden con los cuatro compañeros que buscan la ciudad de la Esmeralda en la historia del Maravilloso Mago de Oz. La heroína de esa historia, Dorothy Gale, ha sido arrojada de su casa de Kansas por un ciclón y llega al país mágico de Oz. Para regresar a su casa tiene que seguir un Camino de Ladrillos Amarillos, y correr muchos peligros hasta llegar a la Ciudad de la Esmeralda, en el centro de la Tierra de Oz, donde vive un Grande y Poderoso Lagarto.
En su búsqueda, por el Camino de Ladrillos Amarillos se encuentra con tres amigos: un Espantapájaros con la cabeza de paja, un Hombre del Bosque de Hojalata sin corazón, y un León Cobarde al que le falta el valor para atacar. Estos cuatro compañeros viajan juntos hasta la Ciudad de la Esmeralda, buscando aquello que necesitan, aunque de hecho todos poseen realmente las cualidades que parecen faltarles. Los cuatro compañeros de Oz se corresponden con las virtudes cardinales.
El León Cobarde sugiere el león de la carta del Tarot de la Fuerza. Sin embargo tiene miedo de todas las criaturas de la tierra. Parece carecer totalmente de fortaleza, pero es aquél cuya fuerza y valor salvan a todos los demás cuando se hallan en peligro físico.
El Hombre del Bosque de Hojalata, no tiene corazón y seguramente no puede sentir ninguna emoción. Pero, de hecho, es tan sensible emocionalmente que rompe a llorar constantemente y sus lágrimas surten en él, el mismo efecto que el del agua, le oxidan los miembros, y le dejan inmóvil. (nosotros también quedamos inmovilizados por la emoción incontrolada o desmesurada) .
El Espantapájaros tiene paja en lugar de cerebro, y por esto parece incapaz de pensar, o de ser prudente en la acción. Pero es el compañero a quien se le ocurre la acción más sabia en medio de cualquier peligro. Aunque anhela el fuego del intelecto, “la luz de la razón”, la única cosa que le aterroriza es el fuego, que puede consumir su paja (y verdaderamente el fuego del intelecto, si no se controla prudentemente puede consumirnos).
La misma Dorothy, la más importante de los cuatro compañeros, es una figura de aire. Su segundo nombre es Gale, y fue arrastrada hasta Oz, por un poderoso viento, un ciclón o huracán. En el viaje hacia la Ciudad de la Esmeralda, ella es la que juzga lo que hay que hacer; es quién va a emprender el viaje, y la razón del mismo. Finalmente, es ella quien juzga al mismo Mago, ella es la que reconoce que el Grande y Poderoso Mago de Oz es realmente un farsante, un impostor. Encuentra la verdad, que consiste en que cada uno de sus compañeros tiene, inherentemente la virtud de la que creían carecer y que no pueden depender de que ningún mago se la de.
El León Cobarde realmente tiene Fortaleza en Acción. El Hombre de Hojalata tiene Templanza de Sentimiento. El Espantapájaros tiene Prudencia de Mente. Y esta idea se le ocurre a Dorothy porque ella tiene Justicia, la capacidad de sopesar la verdad y de reconocerla intuitivamente.
John Algeo