Amistad
La verdadera amistad es hallar la Divinidad en el amigo. Y al encontrar la Divinidad en el amigo, te darás cuenta de que también ocurre en él una sutil transformación. Verás que está siendo elevado y no sabrá por qué; te responderá solamente amándote más pero no sabrás por qué crece su amor. Mientras tanto tú estarás creando en su corazón ese amor hacia ti, porque estarás comenzando a amarlo. Esta es la verdadera amistad.
Solo puedes conocer a una persona en su totalidad si conoces tu propia totalidad.
Dar no significa solo hacer un regalo u ofrecer algo mundano o monetario. Es darse uno mismo: es darse uno completamente.
Que tú eres yo y yo soy tú, esa es la verdadera amistad. Esta unión entre dos personas es la misma que la de un hombre con Dios, porque no es la del cuerpo o la mente sino la del verdadero espíritu que está en el interior; porque el cielo de tu interior es el mismo que el del mío.
Cuando nos hacemos destructivamente críticos, de nuestros corazones surge odio en vez de amor. Por esto decimos en una verdadera amistad: yo te acepto por lo que eres, no por lo que pienso que deberías ser.
Tú compartes conmigo tu plato de comida, y esta tarde volveré a estar de nuevo hambriento. Tú compartes conmigo los 100 euros que tienes, y al final de la semana volveré a carecer de dinero. Pero si compartes conmigo tu corazón, eso permanecerá eternamente. Porque el corazón humano es infinito en sí mismo, va más allá de los sentimientos, de cualquier emoción. Ese es el verdadero corazón.
Los actos más verdaderos hechos por amistad nunca se conocen, ni siquiera se piensa en ellos, y nunca son susurrados ni siquiera a uno mismo. La mano izquierda no sabe lo que está haciendo la mano derecha. Porque si lo que buscas es gratitud, o si piensas en lo que has hecho por un amigo, entonces no has hecho nada en absoluto.
La verdadera amistad está en dar, y no en dar porque él sea un amigo, sino al dar por dar. Cuando esta cualidad de dar se desarrolla en una persona, potencia la amistad sin esfuerzo.
La amistad, como el amor, no debe necesitar nada. Donde no hay necesidad hay una total aceptación de un amigo.
No solo es cuestión de dar amor a un amigo, sino también enfado. Porque entonces eres un verdadero amigo.
El hombre sabe que no puede existir sin la amistad, y a pesar de ello, abusa de la amistad, porque en la amistad se involucra el yo en vez del no-yo.
La verdadera amistad extendida a otro es un camino que lo lleva a uno a la verdadera amistad con Dios. ¿Qué mejor amigo quieres?
Si no puedes ser amigo de Dios, sé amigo del hombre, porque si eres amigo del hombre en la forma en que he dicho automáticamente te haces amigo de lo que se conoce como Dios. ¿Ves qué simple es?
Gururaj Ananda Yogi