Serenidad / Retraimiento. Amor, poder y serenidad (III)
Consideremos ahora el tercer atributo divino, la serenidad, que al escogerse como solución necesariamente se distorsiona.
Originalmente, una persona puede haber estado tan desgarrada entre los dos primeros aspectos que tuvo que encontrar una salida. Y esto lo hace recurriendo a un retraimiento o distanciamiento de los problemas internos y, por lo tanto, de la vida misma.
Debajo de ese distanciamiento, o falsa serenidad, ese alma está aún desgarrada en dos, pero ya no se da cuenta de ello. Se ha construido una fachada tal de falsa serenidad. Mientras las circunstancias de la vida lo permitan, la persona está convencida de haber alcanzado la verdadera serenidad.
Pero las tormentas de la vida aparecen, los efectos del rabioso conflicto subyacente salen a flote e inmediatamente se ve cuan falsa era esa serenidad. Comprueba que en realidad estaba construida sobre la arena.
El tipo retraído y el buscador de poder tienen algo en común
El tipo retraído y el buscador de poder parecen tener algo en común. Les une indiferencia respecto de sus emociones, desapego respecto a los otros y una fuerte necesidad de independencia.
Las motivaciones emocionales pueden parecerse: temor de ser herido y decepcionado, miedo de depender de los demás y por tanto sentirse inseguro… Pero los dictados de la autoimagen idealizada de estos dos tipos son muy diferentes.
Mientras que el buscador de poder se deleita con la hostilidad y un espíritu de lucha agresiva, el tipo retraído es ajeno a esos sentimientos. Cada vez que salen a la luz se espanta porque violan los dictados de la solución del retraimiento.
Esos dictados son: «Debes mirar benévolamente y desapegadamente a todos los seres humanos, conociendo sus debilidades y sus cualidades, pero sin molestarte o dejarte afectar por cualquiera de ellas.»
Esto, de ser verdadero, sería realmente la serenidad. Pero no existe ningún ser humano que llegue a ser tan sereno, de modo que tales exigencias son irreales e irrealizables.
Orgullo e hipocresía
También incluyen el orgullo y la hipocresía: orgullo porque ese desapego parece más bien propio de dioses en su justicia y objetividad.
En realidad, la visión que uno puede tener puede estar tan coloreada por lo que él piensa, como en el caso del tipo sumiso. Pero dado que es demasiado orgulloso como para admitir que una persona exaltada puede experimentar esas debilidades humanas, la persona de este tipo trata de alzarse por encima de todo ello.
Pero eso no es posible. Y dado que este tipo es tan dependiente de los demás como los otros dos, la deshonestidad es exactamente la misma. Y puesto que la serena independencia de este tipo no es verdadera y no puede serlo jamás mientras estemos hablando de un ser humano, semejante persona se quedará corta frente a las exigencias y los dictados de la autoimagen idealizada que le hacen ser tan auto despreciativa, tan culpable y tan frustrada como los otros dos tipos cuando no logran llenar sus respectivas exigencias.
La parte más importante de este trabajo consiste en sentir las emociones, en experimentarlas sinceramente
Hemos esquematizado estos tres tipos principales de manera muy breve y general. De acuerdo con la fuerza, la intensidad y la distribución de estas «soluciones» la tiranía de la autoimagen idealizada se manifiesta de una manera particular. Todo esto debemos descubrir en el trabajo personal.
Nunca debemos olvidar que estas actitudes que surgen de la imagen idealizada difícilmente pueden describir la totalidad de una persona. La actitud puede estar presente de una manera más intensa, en ciertas áreas de la vida y de la personalidad, y de manera más suave en otras o incluso no aparecer para nada en ciertas facetas de la vida.
La parte más importante de este trabajo consiste en sentir las emociones, en experimentarlas sinceramente. Es imposible deshacerte de la imagen idealizada que te prohíbe vivir, si miras y observas lo que hay en ti de manera distanciada, con tu intelecto. Tienes que alcanzar una conciencia clara de estas tendencias contradictorias y eso será doloroso.
Eva Pierrakos & Donovan Thesenga