I.-
El Maestro propuso un enigma:
«¿Qué es lo que el artista y el músico tienen en común con el místico?»
Todos se dieron por vencidos.
«La certeza de que el lenguaje más sutil no es el que articulan los labios», dijo el Maestro.
II.-
El Maestro paseaba calle abajo cuando, de pronto, salió de un portal un hombre que chocó violentamente con él.
El individuo, totalmente fuera de sí, rompió a soltar palabrotas. El Maestro hizo una breve inclinación, sonrió amablemente y le dijo:
«Amigo, no sé quién de los dos ha tenido la culpa de que chocáramos, pero no estoy dispuesto a perder el tiempo tratando de averiguarlo. . . Si la culpa ha sido mía, le pido perdón; si ha sido suya, olvídelo».
Y, tras hacer una nueva inclinación y esbozar una nueva sonrisa, siguió caminando.
III.-
El Maestro le dijo a un pintor:
Cualquier pintor que quiera triunfar ha de trabajar incansablemente durante infinidad de horas.
Pero sólo a unos pocos les es dado liberarse de su ego mientras pintan. Y cuando esto sucede, surge la obra maestra».
Más tarde, le preguntó un discípulo:
«¿Quién es un Maestro?»
Y el Maestro le respondió: «Cualquiera a quien le sea dado liberarse de su ego.
Y, a partir de entonces, la vida de esa persona será una obra maestra» .
Anthony de Mello
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