Cuatro pasos hacia el amor: El segundo
El segundo paso hacia el amor es aprender a transformar tus venenos en miel
Mucha gente ama, pero su amor es contaminado en gran medida por venenos tales como el odio, los celos, la ira, la posesividad… mil y un venenos rodean tu amor. El amor es algo delicado. Piensa simplemente en la ira, en los celos, en el odio, en la posesividad… ¿cómo va a poder sobrevivir el amor?
Primero la gente se mueve hacia la cabeza y se olvida del corazón… son la mayoría. Luego hay una minoría que vive aún un poco en el corazón, pero esa minoría hace algo mal: la pequeña luz del amor se ve rodeada de celos, ira, odio, mil y un venenos. Y entonces todo el viaje adquiere un sabor amargo. Te he dicho que el amor es la escalera entre el cielo el infierno, pero una escalera es siempre un cambio de doble sentido: puedes subir o puedes bajar. Si hay venenos la escalera te hará descender; entrarás en el infierno y no en el cielo. Y en lugar de obtener una melodía, tu vida se convertirá en una tremenda barahúnda, un conflicto, como el ruido del tráfico, un ruido enloquecedor, un tumulto de diferentes ruidos inarmónicos. Te situarás al borde de la locura.
¿Cómo son transformados?
Por esto, lo segundo que has de recordar es aprender a transformar tus venenos en miel. ¿Cómo son transformados? Es un proceso muy simple. En realidad, denominarlo “transformación” no es correcto porque tú no haces nada; solamente necesitas paciencia. Éste es uno de los mayores secretos que te voy a contar. Inténtalo: cuando la ira emerja en ti, no hagas nada; simplemente siéntate en silencio y obsérvala. No te enfrentes a ella ni la ayudes; no cooperes con ella, ni la reprimas. Simplemente obsérvala con paciencia; simplemente observa qué sucede… déjala que surja.
Recuerda una cosa: no hagas nada en cuanto surja la ira. Espera. Concédele un poco de tiempo y espera. Te sorprenderás. Un día comprenderás que si esperas lo suficiente, la ira se transformará en compasión. En una rueda que se mueve por sí sola; tú eres el que tiene prisa. De la misma manera que la noche se transforma en día si aguardas un poco, de la misma manera la ira se convierte en compasión si eres capaz de tener un poco de paciencia. La misma energía… solamente has de añadirle algo de paciencia; nada más. Inténtalo.
La ira no puede existir siempre
Descubrirás que la ira no puede existir siempre… ¿o sí? ¡No lo has probado! Inténtalo. No puede existir para siempre. Si no haces nada, ¿qué va a suceder? ¿Puede la ira perdurar por y para siempre? Nada perdura para siempre. La felicidad viene y se va, la infelicidad viene y se va. ¿No ves esa sencilla ley? Todo cambia, nada permanece constante. Así que ¿por qué tienes prisa? La ira ha aparecido; se irá. Simplemente espera; ten un poco de paciencia. Tan sólo mira en el espejo y espera. Deja que la ira esté ahí, deja que tu cara exprese ansias asesinas y se vuelva repugnante. Pero espera, observa.
No la reprimas, no actúes en función de la ira. Pronto verás que tu rostro se afloja, que tus ojos se van calmando, que la energía está cambiando: lo masculino se transforma en femenino… y pronto estarás radiante. El mismo enrojecimiento de la ira se ha transformado en un bello resplandor en tu rostro, en tus ojos. Ahora puedes salir: ha llegado el tiempo de actuar.
Actúa cuando estés positivo
Actúa cuando estés positivo. No fuerces esa positividad; espera que la positividad aparezca por sí misma. Éste es el secreto. Eso es lo que quiero decir cuando te digo “aprende a transformar tus venenos en miel”.
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