I.-
«Una creencia religiosa», dijo el Maestro, «no es una afirmación de la Realidad, sino un indicio, una pista de algo que es un Misterio y que queda fuera del alcance del pensamiento humano. En suma, una creencia religiosa no es más que un dedo apuntando a la luna.
Algunas personas religiosas nunca van más allá del estudio del dedo. Otras se dedican a chuparlo.
Y otras usan el dedo para sacarse los ojos. Éstos son los fanáticos a quienes la religión ha dejado ciegos.
En realidad, son poquísimas las personas religiosas lo bastante objetivas como para ver lo que el dedo está señalando. Y a estas personas, que han superado la creencia, se las considera blasfemas».
II.-
Una noche, el Maestro condujo a los discípulos a campo abierto para poder contemplar el cielo estrellado.
Una vez allí, apuntando con el dedo a las estrellas, miró a los discípulos y dijo:
«Ahora, concentraros todos en mi dedo».
Entonces comprendieron.
III.-
Alarmado por la tendencia del Maestro a desacreditar toda afirmación de creencia en Dios, un discípulo exclamó: «¡Me he quedado sin nada a lo que aferrarme!».
«Eso es lo que dice la cría cuando se ve forzada a dejar el nido», dijo el Maestro. Y más tarde diría:
«¿Imagináis que voláis cuando os mantenéis cómodamente instalados en el nido de vuestras creencias? Eso no es volar. ¡Eso es batir las alas!».
Anthony de Mello
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