Sentir el cuerpo interior

La forma externa

Aunque la identificación con el cuerpo es una de las formas básicas del ego, por fortuna es también la más fácil de superar. Esto no lo lograrás intentando convencerte de que no eres tu cuerpo, sino desviando la atención de la forma externa del cuerpo y de los pensamientos acerca de tu cuerpo – bello, feo, fuerte, débil, demasiado gordo, demasiado delgado – a la sensación de vida que hay en tu interior. Sea cual sea la apariencia de tu cuerpo en el nivel exterior, por debajo de la forma externa hay un campo de energía intensamente vivo.

Tu cuerpo interior

Si no estás familiarizado con la conciencia del “cuerpo interior”, cierra los ojos un momento y averigua si hay vida dentro de tus manos. No preguntes a tu mente, porque te dirá: “Yo no siento nada”. Probablemente también te dirá: “Dame algo más interesante en que pensar”. Así que, en lugar de preguntarle a la mente, ve directamente a las manos. Con esto me refiero a hacerte consciente de la sutil sensación de vida que hay dentro de ellas. Está ahí. Solo tienes que llegar ahí con tu atención para notarlo.

Puede que al principio sientas una ligera sensación de picor, y después una sensación de energía o de vida. Si mantienes la atención en las manos durante un rato, la sensación de vida se intensificará.

Algunas personas ni siquiera tienen que cerrar los ojos. Son capaces de sentir sus “manos interiores” al mismo tiempo que leen esto. Pasa después a los pies, mantén la atención en ellos durante un minuto, más o menos, y empieza a sentir las manos y los pies al mismo tiempo. A continuación incorpora otras partes de tu cuerpo – piernas, brazos, abdomen, pecho, cuello, etc. – a esta sensación, hasta que seas consciente del cuerpo interior como una sensación global de vida.

La costumbre

Adopta la costumbre de sentir el cuerpo interior tan frecuentemente como puedas. Al cabo de un tiempo ya no necesitarás cerrar los ojos para sentirlo. Por ejemplo, intenta sentir el cuerpo interior cuando escuchas a alguien. Casi parece una paradoja: cuando estás en contacto con el cuerpo interior, ya no te identificas con tu cuerpo ni te identificas con tu mente. Es decir, ya no estás identificado con la forma, sino apartándote de la identificación de la forma para acercarte a la no forma, que también podríamos llamar el Ser. Esa es tu identidad esencial.

La conciencia del cuerpo interior no solo te ancla en el momento presente: es también una puerta para salir de la prisión del ego. Y también refuerza el sistema inmunitario y la capacidad de autocuración del cuerpo.

Eckhart Tolle. Un mundo nuevo, ahora

Si deseas aprender a sentir tu cuerpo interior, aprender a escucharlo, y poner todo tu Ser a trabajar a favor de ti y de tus sueños, podemos ayudarte. Hoy es un día perfecto para empezar. Te acompañamos en ese camino apasionante.

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