Sanar heridas del pasado

Sanar heridas del pasado

Con frecuencia muchas personas llevan consigo heridas del pasado que aún supuran dentro de sus corazones.

Con el paso del tiempo llega un momento en que ya no se siente la supuración. Pero el efecto dañoso de la herida, si no ha curado, persistirá.

Por ejemplo, un niño se verá inundado de tristeza al perder a su madre. La tristeza y la pena pueden ser reprimidas y olvidadas, pero continúan influyendo en la vida de este niño, ahora adulto: quizás le cueste trabajo acercarse a la gente por temor a perderla, o sea incapaz de aceptar con amor a personas que se acerquen a él, o quizás pierda gradualmente interés por la vida y por las personas en general porque emocionalmente se encuentra aún junto a la tumba de su madre, negándose a alejarse de allí, y pidiéndole un amor que ya no puede darle.

Tal vez hayas sido herido profundamente por un amigo. La herida se torna resentimiento que se mantiene latente dentro de ti y se mezcla con el amor auténtico que sientes por él. Entonces, por alguna razón misteriosa, el calor se ausenta de tus relaciones con él.

Tal vez cuando eras niño, algo te asustó dejándote un recuerdo desagradable, y sientes propensión al temor y la ansiedad cuando en la actualidad tienes que enfrentarte a una situación similar.

O tal vez llevas aún a cuestas un sentimiento de culpabilidad del que no puedes desprenderte y que no sirve a ningún fin válido.

Ayuda mucho retornar a los acontecimientos que han producido esos sentimientos negativos para purificarlos de cualquier efecto dañoso que han producido en ti hasta el momento presente.

Vuelve a alguna escena del pasado en la que sentiste dolor o aflicción o daño o temor o amargura… Revive el acontecimiento… Pero esta vez busca y trata de encontrar la presencia del Señor en ese acontecimiento… ¿En qué forma se hace el Señor presente en ese hecho?…

O imagina que el Señor en persona toma parte en esa escena… ¿Qué papel representa?.. Habla con él. Y pregúntale la significación de lo que está ocurriendo… Escucha lo que responde…

Es muy útil volver con la imaginación al acontecimiento una y otra vez hasta que logres liberarte de los sentimientos negativos que había producido en ti.

Hasta que seas capaz de desprenderte de algo que te produce daño, de perdonar a quien te hizo sufrir, hasta poder mirar de frente a lo que en otro tiempo te producía miedo… Hasta que seas capaz de re-vivir el acontecimiento en paz. Incluso, quizás, con sentimiento de gozo y de gratitud.

Es muy posible que, al revivir estos hechos como te he sugerido, comiences a comprender que el Señor ha intervenido de alguna manera para que se produjera ese acontecimiento… Por ello, es posible que tus resentimientos, tu rabia o tu amargura se vuelvan contra él. Si se produce tal situación, es importante que te enfrentes a esos sentimientos y los manifiestes al Señor sin temor alguno.

El Señor sabe perfectamente lo que sucede en tu corazón y nada consigues encubriendo tus sentimientos.

Por el contrario, si expresas con franqueza tus sentimientos -aun cuando tengas que emplear palabras agrias y duras para expresarlos- verás que se despeja la atmósfera y que te sentirás más cerca del Señor.

Sería maravilloso que pudieses confiar en él de tal manera, estar de tal manera seguro del amor que te tiene, que pudieras decirle cosas duras también a él.

Anthony de Mello

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