Sabiduría

La erudición no es sabiduría; el saber libresco no es conocimiento que transforma y libera. La erudición es acumulación de datos e información, pero no procura una experiencia interior de paz profunda y autoconocimiento.

Todos nos podemos pasar los unos a los otros estos datos. Tú me pasas tu información y yo te paso la mía. Pero tú no me puedes pasar tu sabiduría ni yo te puedo pasar la mía, porque la sabiduría es personal e intransferible.

El mundo está lleno de personas con grandes conocimientos que son irritables, o están atormentadas, o generan relaciones destructivas y conflictivas, o no pueden liberarse de sus emociones venenosas.

La erudición y la cultura se adquieren, vienen de afuera, pero la sabiduría hay que desarrollada y actualizada dentro de uno mismo. Es una lámpara para iluminar la senda de la vida.

La sabiduría aporta…

La sabiduría aporta equilibrio y armonía; nos permite saber cuándo injerir en el curso de los acontecimientos o cuándo abstenernos de hacerlo.

Procura confianza en uno mismo pero desde la humildad y no desde la arrogancia.

Nos previene para que no nos precipitemos en la exaltación desmedida o el insuperable abatimiento (estabilizando el ánimo).

Ayuda a encontrar nuestro propio eje y a evitar el tedio, los auto engaños y justificaciones;.

Nos hace conscientes de nuestras limitaciones como seres humanos, sin atolondrarnos con falaces expectativas;

Mejora la relación con los demás y considera como lo más bello e importante la bondad y la amistad.

Nos enseña a navegar en el océano de la vida cotidiana y en el de nuestro universo interior.

Invita a una vida sencilla, sin artificios, natural y placentera, sin desear lo inalcanzable y gozando de lo que es posible alcanzar, sin preocuparse de si nos elogian o insultan, libre siempre de envidia y celos, sin afán de acumular más de lo necesario, valorando cada minuto de la vida para no despilfarrar innecesariamente el tiempo.

Y mucho más…

Coopera para poder discernir entre lo esencial y lo superfluo, lo real y lo banal.

Abre el corazón y deja que fluya libremente el néctar de la compasión, pudiendo identificarnos con el sufrimiento de otras criaturas y tratando de colaborar en su bienestar.

Nos ayuda a estar más autovigilantes y ocupamos mejor de nosotros mismos y de los demás.

Es la luz del noble arte de vivir y nos otorga un saludable dominio sobre la mente, la palabra y los actos.

Resuelve conflictos y discordias; previene contra el agobio y la desesperación; convierte la soledad en fecunda y valora el autoconocimiento.

Enseña a estar bien en soledad y en multitud.

Nos hace más veraces y próximos a los otros seres sintientes.

Proporciona sagacidad, renovado entusiasmo, sentido del humor, ánimo apaciguado.

Presta vitalidad; ayuda a vivir y a morir.

Sabiduría y sosiego

La sabiduría es sosiego; el sosiego conlleva sabiduría. La sabiduría nos ayuda a percibir y conocer lo que no puede ser percibido ni conocido por la erudición.

Ramiro Calle

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